Después de la pelea contra Miguel y su padre, Urú y Halv se quedaron junto a mi cuerpo, esperando a que llegara el equipo de investigación.
Al ver a lo lejos que ya se acercaban, Halv decidió esconderse, ya que si lo veían podrían matarlo, y en ese momento lo único que no quería era pelear. Estaba agotado, destrozado, y solo observaba lo que hacían con mi cuerpo.
Urú se quedó a mi lado. No tenía ni idea de que él era quien entrenaba a los lobos que nos acompañaban en las misiones.
Cuando todo el comando llegó y vio la escena, comenzaron a trabajar mirando aquí y allá. Encontraron los cuerpos de Miguel y Damián; a ellos los congelaron y los llevaron al mausoleo donde investigarían a qué clan pertenecían.
Mi cuerpo lo colocaron en una pila de madera y, como los antiguos nórdicos, comenzaron a prender fuego lentamente.
La joya que Urú me había obsequiado no se había desprendido de mi cuello durante la pelea, pero en cuanto él se acercó a darme el último adiós, se dio cuenta de que ya no estaba. Esto lo preocupó. Le dijo a las cazadoras que se encontraban allí que apagaran el fuego de inmediato.
Lo dijo a tiempo, ya que las llamas aún no habían tocado mi cuerpo. Urú nuevamente les pidió que se marcharan y que lo dejaran solo, ya que aún tenía un asunto que arreglar conmigo.
Ellas preguntaron:
—Señor, ¿para qué quedarse solo con un cadáver?
—Creo que no debo darles explicaciones, solo obedezcan. Y también quiero que revisen muy bien a esos dos.
—Como ordene, los llevaremos de inmediato —respondieron, y se fueron sin preguntar más.
Halv, quien observaba a lo lejos, se dio cuenta de que las cazadoras comenzaban a marcharse, así que intentó acercarse. Cuando Urú vio que ya estaba solo, lanzó un aullido al cielo y un resplandor descendió, cubriéndonos por completo.
Halv prefirió no acercarse, pero siguió observando para ver qué sucedía conmigo. La luz que descendía fue tan brillante que cegó a Halv por un buen rato, impidiéndole ver lo que pasaba.
Urú hizo una reverencia a las tres hijas de la hechicera que habían sido convocadas por él. Con unas palabras dijo:
—Mis señoras, las he llamado para pedirles un favor.
—Habla rápido, sabes que nuestra madre no nos permite salir —dijo la mayor, Isabela.
—Necesito un alma.
—Ya tienes una, ¿no te es suficiente con eso? —preguntó Gracia, la del medio.
—No es para mí. Necesito devolver el alma de Amara a su cuerpo.
—¿Cómo dejaste que esa joya tan preciada se te escapara de las manos? —contestó Verónica, la menor.
—Sé que fue mi culpa, pero ella es la única que puede recuperarla. Hasta su madre lo sabe.
—Tienes razón —dijo Isabela—, ella ha demostrado valentía, coraje y firmeza, y es capaz de arriesgar cualquier cosa por cumplir con su deber.
—Mis señoras, yo mismo me encargaré de cuidarla día y noche si es necesario, pero por favor, necesito a Amara de vuelta —suplicó Urú.
Las tres hechiceras se alejaron un poco para discutir lo que Urú les estaba pidiendo. No tardaron mucho y, una a una, se acercaron a él. Isabela fue la primera:
—Debes cuidarla muy bien, protegerla y estar muy pendiente de ella. Ya sabes que es un poco impulsiva.
Luego Gracia se acercó y dijo:
—No permitas que su alma sea corrompida ni que nadie dañe su corazón.
Verónica hizo algo un poco diferente: en vez de acercarse a Urú, se dirigió hacia donde estaba Halv. Él, un poco desconcertado, solo prestó atención:
—No la lastimes. No le rompas el corazón. Protégela y quiérela mucho, tanto que puedas llegar a dar tu vida por ella.
Halv estaba confundido y, podría decirse, asustado, ya que la visita de las hijas de la hechicera era algo sorprendente. Ningún clan las conocía; de hecho, él era el primero en verlas.
El dolor y la confusión lo agobiaban tanto que decidió irse, pero al darse media vuelta, sintió algo, una esencia conocida: la mía. Al sentirla, salió corriendo para ver si era verdad que yo vivía de nuevo.
Al despertar, vi que Urú y las hechiceras me observaban, así que pregunté:
—¿No se suponía que debería estar muerta?
Urú respondió:
—Deberías, pero no lo estás. Las hechiceras te han dado una segunda oportunidad.
—¿Para hacer qué? ¿Cuál es mi misión ahora?

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EL DIARIO DE LA CAZADORA CAPITULO 2 EL REGRESO DE UN MUNDO OLVIDADO
Про вампировCazadores y vampiros enemigos o amigos