20 de noviembre 3:00 de la tarde, ya se sentían los primeros vientos del invierno el día era hermoso perfecto para cualquier cosa menos para conocerla a ella, ella la misma jessie la chica del departamento 69.
Me caía súper pesada, esquivaba mis miradas seductoras mejor que un boxeador estrella.Aquel día estaba parado frente a mi ventana mirando más allá de lo que podía ver, súper aburrido con una de mis crisis existenciales, algo segó mis ojos, eran las lentejuelas de la pulsera de la pesada Jessie, de inmediato atrapó mi atención hacia ella, caminaba a la parada del bus con sus pantalones shorts desgarrados a la altura perfecta para ver y quedarse con la curiosidad, su blusa agua lluvia que le permitían al sol reflejarse en sus clavículas definidas, sus zapatos vans marcados por sus pasos, su pelo rizo hasta las caderas con mechas californianas hasta el punto perfecto (era pesada pero no negaré que fantaseaba con ella, con sus labios y que morboseaba agarrándola por su largo pelo como si fuera un jinete halando a su caballo por la crin).
Ya se acercaba la navidad y fui elegido como encargado del entretenimiento juvenil para las fiestas navideñas y me asignaron cómo acompañante a la pesada Jessie por votación unánime de la junta de vecinos, así que no tenia de otra que aguantarla mientras ella hacía de todo para molestarme.
Un sábado Nos tocó hacer un jugo para una de las reuniones del comité de vecinos, Jessie caminaba hacia mi casa con una bolsa de naranjas recién compradas en el mercado, deseé tanto que se les cayeran que se cumplió, por dentro moría de alegría pero puse cara de despistado, habían naranjas por toda la calle, ella me miraba anonadada con ganas de que la ayudara, se me escapó un risita malévola y ella entendió el mensaje y se bajó a recogerlas por su cuenta, es cuando eche un vistazo directo y certero hacía sus naranjas que no eran de color naranja si no beige con el centro khaki, desde ahí supe que era pesada pero que yo podría soportar ese peso sobre mi.Recogió todas las naranjas una por una, fuimos a mi casa a hacer el supuesto jugo, en la cocina había un frío vapor de tensiónes sexuales, pelamos todas las naranjas y las exprimimos mientras yo sólo la miraba fijamente con ganas de exprimirla a ella hasta sacarle todo el juguito'.
La miré y le pregunté ;
-¿Por qué me odias tanto ?-Yo no te odio para nada, me contestó, y me preguntó ¿y tú me odias?
Yo solo pensaba que si odiarla era querer follarla como un burro sin mércate entonces si la odiaba y hasta la muerte, pero solo le dije que no.
Me dijo que le demostrara que no la odiaba solo para estar segura (pero se que quería follarme, okno) y que podía soportarla cerca, así que me acerqué a ella y tenía un olor a frutas tropicales que no podía resistir, me lancé a ella y la besé (Era ahora o nunca) no la dejaba hablar cortaba sus palabras con el filo mis labios como la reacción química que experimenta la leche con el zumo del limón.
La senté en la mesa de la Cocina y le despojé de su ropa, Puse mi cabeza entre sus piernas, deslizaba mi legua desde arriba hacia abajo como una brocha por su media fresa deteniéndome en su pequeña uva Con la sacarosa más dulce y afrodisíaca jamás probada, entre el medio de sus piernas había una jugosa pitahaya y yo era su dragón devorador. Fui un campesino Chupando su mango hasta llegar hasta su jugosa semilla.
Metí mi legua hasta el fondo de su toronja y sentí el agridulce de su corazón, no se si reventé sus gajos pero sentía una especie de líquido cítrico escurrirse en mi boca y bajar por mi cuello.
Se bajó de la mesa y me miró con fiereza,
Mi plátano estaba "maduro" (más duro que el asfalto), ella parecía una chimpancé y no hablo de su pelaje púbico por qué literal era una águila calva.
Se trepó de mi enraizada rama y no se a que intentaba jugar (bueno si sabía) pero se sacaba y entraba mi banana en su boca con diversión y estimulaba mi emoción y respiración .
Tomó mis kiwis y se entró ambos en la boca empece a perder control de mi por ella.
La puse de rodillas y manos al piso, lamí todo el badén de su enorme melocotón, saqué mi cuchillo jamonero y lo introduje un poco más abajo del agujero de su jugoso melocotón, lo entraba y sacaba recortando ligeramente la estrechez de los labios de su sonrisa vertical.La conmoción aumentaba, la apretaba de las caderas y la empujaba fuertemente hacia mi ingle introduciendo toda la zanahoria por el agujero del conejo.
La volteé, seguía y seguía introduciendo mi Sorbete por el agujero de su coco estaba ansioso por sacarle toda su "agüita".Sus ojos giraban y gritaba desesperada, mientras yo descascaraba y encáscaraba' la cáscara de mi banana.
Nuestros néctares se dispararon, mezclaron y nuestros cuerpos se erizaron, era la combinación perfecta de sabores agrios, dulces y neutros, El perfecto cóctel tropical, exótico sobre el recipiente de nuestros cuerpos satisfechos.
Y pensar que los invitados se nutrieron tan bien con nuestras vitaminas y minerales murieron soñando.Llegaste como una espinilla (nadie la quiere pero hay que soportarla) y
Te fuiste como el último pedazo de pizza (esa que nadie quiere que se acabe pero se acaba).Ahora no puedo Negar lo mucho que me gustas digo; cómo negar la diversión que sentía mi labio inferior cuando lo mordías con esa astucia o la que sentía yo cuando me chupaba tu labio superior como si fuera el último gajo de la mandarina más dulce del campo, pero supongo que No me amas y que yo tampoco te amo, que solo nos duele vernos con alguien más, que solo sentimos confort entre nosotros, que nos mentimos y solo dejamos que nuestros cuerpos digan la verdad que omitimos, cuando solo fingimos no sentir lo que sentimos por miedo a llegar donde podríamos llegar, no le tememos al progreso solo nos asusta el desenlace por qué no tenemos la certeza de que será, ¿éxito ó fracaso?, supongo que mejor nos quedamos con la duda.
Así que sigamos buscando el amor fallando aunque follemos en el intento una y otra ves más.