El piso.

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15-10-19

Hola, estoy aquí de nuevo, hoy fue un día muy ajetreado y porfin estoy en casa.

Escribo esto después de ducharme y con el pelo mojado, dispuesta a hacer un bizcocho para agradecerle la ayuda a Juana. Ya sé que no solemos estar juntas pero hoy me ayudó mucho y debo agradecérselo, ya me conoces, siempre agradeciendo, jajaja.

Bueno, me pondré a cocinar, volveré. 

*30 minutos más tarde.*

Joder, joder, esto es increíble pero en el mal sentido.

Estaba cerniendo la harina y me manché el polo pero daba la casualidad de que al intentar sacarme la mancha, el polo producía electricidad, esa que se produce cuando sobas un globo contra el pelo, lo mismo, pero la mano con el polo de algodón y joder, molestaba un huevo, así que por instinto, rápidamente me subí el polo para no sentir esa molestia, y, aquí viene lo indignante; no tenía puesto el sujetador (como siempre que ando en pijama) y además la luz estaba encendida, ya sabes a lo que me refiero.

La puta puerta que aunque tenga una cortina, se transparenta hacia el otro lado de una manera bestial y joder, ando con angustia y un poco de miedo a la vez, creo que es por leer tantas novelas policiacas, jajaja.

Por hoy me iré a dormir, con angustia, pero a dormir.

Hasta mañana.

Cerró el diario, apagó las luces y se fue a dormir.

A la mañana siguiente se levantó y miró su diario, lo abrió, tomó un boli y se puso a escribir con esas pocas ganas que todos tienen por las mañanas.

16-10-19

Hola, buenos días,  me acabo de despertar, son las 6:45 am y debo irme a cambiar y lavar.

Sé que no suelo escribirte tan temprano pero ando con una sensación rara, creo que serán nervios; aunque, no sé porqué. 

Bueno, cuando vuelva te seguiré escribiendo, cuídate, bye. 

Cerró el diario y se dirigió al baño, encendió las luces, tomó su cepillo y empezó a cepillarse mirándose al espejo, viendo su cara, fue raro, ella nunca estaba así de nerviosa a menos que tocase educación física. 

Terminó, apagó las luces del baño y se dirigió a su cuarto, se sentó en la cama con las luces apagadas, pero con la luz que había en la sala debido al desayuno que estaba preparando su padre se puso su uniforme.

Terminó de ponerse toda la ropa y prosiguió en ponerse su colonia de osito que tanto le gustaba y salió a la sala para tomar el desayuno. Era unas tostadas con huevo frito, un estracto de zanahoria y manzana y una taza de leche. 

Al terminar el desayuno tomó la mochila, se despidió de su padre.

Bajó las escaleras del edificio y pasó por el portal con un extraño sentimiento. 

-¿Pero que coñ...?

De repente todo se tornó oscuro, sintió como alguien la cargaba a su hombro y corría hacia un sitio desconocido, el cual, no tardó mucho en llegar.

Sintió como la tiraban a un suelo duro pero diferente al de la calle y al oír el ruido de un motor y sentir el movimiento supo que la habían secuestrado.

Estaba atemorizada, no veía nada pero notaba que tenía algo en la cabeza, tenía sus brazos libres pero por el miedo se quedó totalmente inerte temiendo lo peor.

Seguía notando el moviento y reconoció que el motor era de un coche y no de una furgoneta así que por cojones estaba en un maletero pequeño. 

Empezó a mover lentamente las manos que le temblaban como gelatina y empezó a intentar distinguir el entorno y ver lo malo y lo bueno de él. 

Subió lentamente el brazo y se topó con el techo del maletero, pensó que serían unos 40 cm de ancho a partir de su hombro, prosiguió a intentar hacer lo mismo con el largo; lo estiró lentamente hacia delante pero en ese mismo instante el coche hace un movimiento brusco por el cual el coche produce un brinco que por consecuente provoca un fuerte golpe entre su brazo y sus dos hombros. Le dolió mil demonios pero la voz no le salía y no pudo ni quejarse por el dolor pero pensó en que estaba secuestrada y rápidamente quiso saber el largo de aquel maletero, estiró el brazo y supuso que serían unos 30 cm o un poco más pero menos de 40.

Vió que podía quitarse lo que tenía en la cabeza. 

El brazo de abajo ayudaba con la mano y el antebrazo pero el resto de él debía mantener el equilibrio por más que molestase, aunque el otro se podía mover mejor.

Consiguió quitarse lo que al tacto se parecía al material de las bolsas marrones de patatas y lo dejó enfrente suya. 

Pensó en qué iba a hacer cuando llegase a su destino, no sabía pelear, no tenía fuerza, no sabía si prefería morir, a lo que le estaba pasando.

Tenía tantas dudas que al final se rindió y tuvo que aceptar su destino, aunque no lo quisiera.

De repente notó como el coche se paró y la luz empieza a entrar dentro del maletero teniendo una silueta parada enfrente y mirándola con una sonrisa un tanto macabra.

Ella estaba asustada, no sabía qué hacer, entonces la silueta se volvió nítida y ella finalmente, pudo ver a su captor. 

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⏰ Last updated: Oct 16, 2019 ⏰

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Sin quererWhere stories live. Discover now