XIX

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Salgo al jardín y contemplo el cielo estrellado con más detenimiento, las estrellas siempre me hacen perder en mis pensamientos pero esta vez trato de concentrarme en lo que dijo Hades.

Zeus estaba escondido entre las sombras, como siempre, su presencia es casi imperceptible pero si te detienes a observar con detenimiento, ahí estaba, entre los arbustos, sentado con la mirada fija en mi.

Pienso en los miles de escenarios para destruirlo y una corriente de satisfacción me recorre por el cuerpo alentandome a proseguir.
Sonrío y puedo ver el brillo de su mirada iluminando su rostro.
Se acerca de forma lenta y yo me mantengo de pie cerca de la entrada, cuando está frente a mi, ahueca con sus manos mi rostro. Quiere besarme. Tal vez es eso lo que necesita para poder comer el anzuelo pero sería como traicionar a la persona que en verdad amo.

"Cariño, él comió del anzuelo apenas se empezó acercar, solo enséñale lo que planeaste."

Cojo su mano y lo guío adentro aún manteniendo mi sonrisa. Siento como su cuerpo se tensa pero no hace nada para detenerme, solo me sigue dejándose guiar por ridículo amor que cree que siento por él.

Entramos a mi habitación y volteo a verlo, él no espera ni un segundo para tenerme entre sus brazos y poseer mis labios, lo empujo y él cae en la cama, sonrío. Saco las cadenas que me dió Hades y él se paraliza, su expresión cambia de forma rápida y solo me encojo de hombros mientras las agito en el aire.

Él no se mueve, en su lugar se echa hacia la cabecera de la cama y alza los brazos hacia las esquinas. Esto es tan fácil. Se me está ofreciendo prácticamente en bandeja de plata.

Sonrío de forma gatuna y meneo mis caderas mientras avanzo hacia él. Me siento encima de él, acerco mis labios a los suyos y en un susurro digo:
– Lucha un poco.- cojo su labio inferior entre mis dientes y él suspira.

–Me lo merezco después de lo que te hice. No voy a luchar contra mi destino.– su mano se acerca a mi rostro y aparta un mechón de mi cabello para después posarlo detrás de mi oreja, su tacto fue con tanta delicadeza que se me hace imposible preguntarme como fui capaz de hacerle tanto daño a un ser tan perfecto, ah ya me acordé, no es perfecto, me arruinó prácticamente la existencia.- Eres quien decide si vivo o si muero, esa siempre ha sido tu decisión no mía porque vivo por ti, solamente por ti, mi hermosa Selene amante de la noche.-

"Mi hermosa Selene"–esas palabras se repiten en mi mente como una dulce tortura.

Miles de recuerdos se esparcen por mi mente pero solo dejó que uno me consuma. Cuando lo traicioné. ¿Por qué siento está culpa si él es el que me ha dañado? ¿Sanaré si acabo con él?

"Si"- maldita mente mía, tan dañada por cada situación que nos ha otorgado la vida.

Quisiera escucharlo tocar el piano, quisiera que entonara las  melodías que hicieron que conozca a mi segundo amor, Endimión.
Esa era mi canción favorita desde que mis oídos tuvieron el placer de escucharla.
Me bajo de la cama y él me escrutiña con la mirada.

"No cariño, no te perdono la vida, pero antes de que mueras quiero que me hagas acordar a mi amor"

Cojo su mano y me sigue sin dudar.
Llegamos al gran salón donde está el piano y el recuerdo de Endimión tocandolo para que yo recordara atenaza mi mente.

Siento a Zeus en el silla frente al piano y el pasa un dedo por todas las teclas haciendo que sonido de ellas sea un pequeño grito de gloria para mí corazón perturbado.

– Entona la melodía del único baile juntos, donde me declaró su amor.- asiente sin decir nada y estira sus manos para después colocarlas con delicadeza sobre las teclas dando una pequeña caricia como su fueran hechas de terciopelo.

La melodía comienza a sonar por cada rincón y los recuerdos de esa noche solo aumentan mi odio y mi dolor.
Me alejo de él mientras saco un objeto afilado del cajón secreto que estaba a lado de la chimenea.

Mi mano temblaba mientras sostenía la daga y pasaba su filo por el gran telón del salón, el silencio era destruido por el sonido de la tela al ser cortada.

Él no me ve pero su cuerpo se tensa aún más, sus manos tienen un ligero temblor. Mis pasos son cautelosos para llegar a él y en ese momento comienza a latir sin frenesí  mi corazón herido. Pienso en todo, en como me hizo que encuentre el amor para poder arrebatarmelo, dos veces, con mi chico raro y con el chico de la cueva, pienso en como me hizo crear varias historias en mi mente para poder solucionar todo lo que él creía que estaba mal para mí vida.

Él está todavía a espaldas a mi, la tensión aumenta, su respiración es pesada pero aún así no se detiene, sigue tocando el piano con el mismo entusiasmo.

La daga es alzada y la clavó en su espalda. Él se detiene y voltea a verme, sus ojos llenos de lágrimas.

–Por favor Selene, no lo hagas.– recuerdo como a mi no me dió tiempo ni de rogar por mi vida y a él no le importaba solo le importó lo que él creía que estaba bien.-Te amo Selene, más que a nada, no lo hag...-

Trato que la culpa no me carcoma y saco la daga de forma brusca y la clavo en su mejilla parece que se hizo una sonrisa grande. Alzo la daga y lo empuñó con fuerza tratando de que el temblor por fin desaparezca pero pasa todo lo contrario, el filo de la cuchilla atraviesa su cuello y él abre sus ojos a más no poder, la sangre me salpicó en el vestido blanco.

Tarareo demons mientras las cortadas se desplazan por sus brazos y acabo con el verdadero monstruo que acabó conmigo.

La sangre tibia baña mi rostro y un suspiro se me escapó, esto es tan satisfactorio.
Recuerdos sus gritos, sus plegarias porque parara. Me gusta esta sensación enfermiza que me inunda, la amo. La criatura en mi vientre reclama salir pero no puedo, no ahora, no en este momento donde estoy descubriendo tantas cosas. El cuerpo frente a mí hace que quiera saltar de alegría pero con mi vientre no puedo.
Los dolores son constantes pero trato de contenerme hasta que no puedo más. Me acuesto junto al cadáver cuando un líquido sale entre mis piernas.

– Oh cielos.- grité mientras otro dolor agudo me amenazaba con quebrarme la cadera, pelvis, todo.

Tendré que hacerlo, aquí sola, junto a un cadáver y bañada en sangre.

"Lydia"- su nombre llega a mi mente sin haberlo planeado.

Comienzo a gritar su nombre hasta que la veo en la entrada junto a un chico, los dos me ven con una expresión de horror.
El chico corre hacia mí y me trata de cargar.

–No, ya viene.- dije lo más claro que pude.

El chico después de un momento asintió y se puso entre mis piernas, la braga que tenía fue destrozada por él.

– ¡Lydia no te quedes ahí y anda consigue toallas y agua tibia!.- grita tan fuerte que la vena en su cuello parece que va a explotar por la presión.

Lydia solo asiente todavía en shock y corre.

" Esta noche, se fue una vida y llega otra"

Mi Luna (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora