Un menor teniendo la peor autoestima, vivía enamorado del mismísimo Yoongi. Un chico el cual le pedía tareas para que el pequeño Jimin lo cumpla pero no contó con que el contrario tuviera un gran cambio a su vida.
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Pinky promesa.
–Jimin
Sentír las miradas de todos mientras se reían de mi o susurraban "ahi viene la puta"
Que incomodo pasar en el medio del pasillo con miradas encima, demasiado incomodo para mí gusto. Acelere el paso rápidamente para llegar a mi aula pero me choque con el.
—Park, ¿Tienes mi tarea?—me preguntó con un gesto serio.
Asentí sin duda y saqué de mi mochila su tarea, el me sonrió al entregarle aquel objeto.
—Oh, ¿Te está vendiendo sus fotos desnudo Min?—se metió Hoseok en la conversación.
Yoongi alzó una ceja y sonrió de lado.—A mi no me metas en tus estupideces Jung.
Si, Yoongi si era demasiado valiente para enfrentarlo, no como yo.
—Es una simple pregunta, está puta hasta puede acostarse con todo mundo.—por ese insulto de Hoseok, baje la mirada mientras miraba mis dedos.
Sentí la mirada de Yoongi, con brusquedad alzó mi mentón y hizo que lo mire.—Park, no me ha mandado nada.—volvio a mirar a Hoseok con despreció.—Asi que vete a tomar por culo Jung Hoseok, la próxima ves que me entrometas en tus juegos yo mismo haré que todos te paguen de la misma manera.
Hoseok se quedó completamente callado mientras Yoongi aún agarraba mi mentón. Al ya irse Hoseok, Yoongi hizo que lo mire otra ves. Joder, sus ojos, su rostro, sus labios.
—Te defendí por qué me hiciste la tarea, ni creas que por esto ya eres mi amigo.—me soltó con brusquedad para irse de mi vista.
Es la misma mierda que todos, acéptalo.
«No, no lo es. El es diferente»
Solté un suspiro y entre al aula acomodando mi mochila en mi asiento, me senté sacando mi libro para poder leer tranquilamente.
Me detuve a pensar de mis padres, ellos eran muy amorosos entre los dos, algo que me causaba un poco de "diabetes" aunque me gustaba como se amaban del uno al otro, eso si era amor verdadero.
Seguí concentrándome en mi libro pero alguien se posicionó al frente de mi carpeta, levante la mirada curioso y encontré a una chica.
—¿Puedo sentarme ahí?—dijo señalando mi asiento, asentí sin duda ya que la carpeta era compartida.
