vacaciones

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Estábamos en vacaciones de verano.
Con diciembre llegaron mis notificaciones y eran buenas, y mi premio era el mismo desde que tenía 9 años.

Vacaciones de verano con mamá.

Mendoza la ciudad de la uva y el buen vino.  No solo contaba Con un  paisaje hermoso con  cerros y montañas, sin contar el clima perfecto.

Mendoza para mi representaba libertad.

Iba allí a pasar las festividades de fin de año y volvía pocos días antes de comenzar las clases.

Eran tres meses con mi madre, nuestra relación no era lo mejor pero allí tenía a mis amigos. En ese lugar todo era diferente, hasta yo.

Mi abuela era muy estricta,
Del colegio a casa,
Nada de pasar la noche en otra casa,
Nada de salidas después de las 18:00 horas,
La cena era temprano por que al otro día se madrugaba
Los findes de semana correspondía a la familia.
Terminar tareas, estudiar y adelantar deberes.
No me permitía tener celular,
Nada de Internet, tenemos una biblioteca pública a pocas calles.
Y sobre todo, nada de chicos.
¿amistad entre hombres y mujeres?
Eso no existe, todo hombre sólo quiere una cosa, y una vez conseguido "Si te he visto no me acuerdo".

Pero en Mendoza todo era diferente, mi abuela no estaba.
Y mi madre apenas me prestaba atención.
Podía hacer lo que quisiera, mientras no cause problemas y no pida dinero todo iba bien.

Tenía un grupo de amigos y al no vernos todo un año hacia el reencuentro explosivo, tanto de que hablar tantas risas y abrazos que compartir.
Celeste era hermana de Juan, vivían al lado de la casa de mi madre, del lado izquierdo el tenía mi edad y cele u. Año menos.
Damián vivía del otro lado junto a Daiana, ellos eran mellizos, eran de mi misma edad.
Y frente a nuestras casas vivían Florencia, también de mi edad y clara, lo mismo.

Jugábamos juntos desde que mi madre se mudó a su barrio, Cristo redentor.
Ese lugar era una maravilla
Las personas seguían quedándose hasta tarde en las veredas viendo andar en bicicletas a sus hijos,
La mayoría tomaban mate y conversaban entre ellos, vecinos.
La gente se saludaba se conociese o nó.

Ahi se respiraba paz.
Pero sobre todo, seguridad.

Nosotros solíamos quedarnos hasta tarde en medio del pasillo, así se conocían las calles eran pequeñas casas una pegada a la otra, y la distancia que separaba una frente a la otra era tan corta que sólo podría pasar un auto y hasta le dificultaria abrir las puertas, nosotros poníamos trazadas en el piso, comprobamos frituras y gaseosas, y así pasábamos la noche. Hablando, riendo, jugando

Esos eran mis veranos.
Desde los 9 años.

Un año antes había dado mi primer beso, fue con Damián. No fue nada especial y simplemente sucedió. Aunque a ese beso le siguieron otros, nunca tomábamos el tema, no éramos novios, yo le tenía un cariño inmenso, un cariño de hermanos o al Menos así lo creía antes de esa noche.

Cuando nos quedamos solos en la escalera de la Iglesia y nos besamos por primera vez.

El me beso, sólo fue un rodé pero al comprobar que no me apartaba el seguía dándome pequeños piquitos sobre los labios y con cada uno abría un poco más la boca, en consecuencia yo también,

Estaba tan nerviosa, pero poco a poco me fui amoldando a sus movimientos, y me gustó.
Besarlo me gustaba, y seguimos haciendo hasta finalizar el verano.

Al reencontrarnos todo fue normal, como si nada hubiese pasado, como siempre.

Recuerdo esa tarde, las fiestas navideñas pasaron y el caluroso enero hizo presencia, Mendoza era un desierto, literalmente su clima era tan seco podía llover unas 4 veces por año, las temperaturas sobrepasaba los 43° centígrados. Pero estaba tan acostumbrada a la humedad de buenos aire que apenas lo sentia.

Ese día hacia calor, demasiado por esa razón estábamos dentro de mi casa tirados el sillón con el ventilador al máximo.

Damián sin despegar la mirada del televisor me pregunta

-¿que me vas a regalar?

Trate de procesar su pregunta, y caí en cuenta que faltaban 2 semanas para su cumpleaños,

- no lo sé- dije meditandolo, era mi mejor amigo, se merecía un buen regalo-¿qué te gustaría?

-tu cuerpo.

Solté una fiesta carcajada que pensé el correspondería pero al verlo tan serio calle inmediatamente.

-es broma ¿verdad?

Es se mantuvo tranquilo como quien habla del clima, se fue dando vuelta hasta q nuestras rodillas te tocaron quedando frente a frente.

-la verdad que nó.

Nunca se me había pasado por la cabeza el hacerlo con el, y quizás con ningún otro. El era el único chico que había besado, seguía siendo así aunque había transcurrido un año.

Me miro con esos ojitos color miel que siempre me gustaron.

-algun día pasará, y prefiero que sea con alguien a la que le tenga confianza. ¿Vos No?

Volví a pensar en sus palabras, y en ese momento hasta lo vi lógico.

Sinceramente no le temía al sexo, ni al dolor de la primera vez.

Pero a lo que realmente le temia era al poder quedarme embarazada, le temia más a ello que a la muerte.

Pero Damián no era mi padre y yo definitivamente no era mi madre.

Conocía a Damián desde pequeños, era un buen chico, y lo quería, lo quería muchísimo.

Y si, algún día tenía que pasar.
Y con el no me arrepentiria.

Sólo asenti con la cabeza.

El me sonrió y acercó su boca a la mía, volvimos a basarnos después de tanto. Y ese beso me hizo sentir bien.

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⏰ Última actualización: Oct 17, 2019 ⏰

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