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Hoy me alisté de prisa, faltaban veinte minutos para llegar al trabajo, siempre me voy en autobús, pero hoy si llegaba de nuevo tarde, me podían despedir, ya que no era la primera, ni la segunda vez ¡Era la tercera!

Y no es culpa de la alarma o porque me durmiera, simplemente el señor "Rosty" me entretenía entre sus juegos de ternura.

En fin, sino hubiera sido mi última tardía tal vez no hubiera tomado el tren, tal vez no te hubiera visto, tal vez mi estómago no hubiera sentido aquellas mariposas que se ilustraban en mis mejillas sonrojadas.

En el tren. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora