Hacía ya doce años que los Bourdin se habían mudado desde Suiza hasta Cambridge, Massachusetts, por razones de empleo.
Hacía ya diez que el pequeño Keylen nació en el centro de una amorosa familia la cual se desviviría por atender cada una de sus necesidades, tanto afectivas como económicas o de índole secundaria.
Hacía dos horas que un nuevo camión de mudanza se había orillado en la casa que daba al cruzar la calle, quienes antes fueron los Evans tal parece decidieron seguir su vida en otra parte, dando lugar con ello a la llegada de una nueva familia.
Familia que estaba tardando en hacer acto de presencia, porque en todo lo que llevaba Keylen de observación no había rastros de quienes parecieran ser los nuevos ocupantes, sólo hombres con overoles que tenían estampado el mismo logo implantado en su camión. Pero, la paciencia recibe sus frutos como toda buena virtud, y cuando arribaron los inéditos vecinos el pequeño de la casa Bourdin fue el primero en verlos, el primero en ver a la preciosa mujer quien lucía como la mamá, el primero en notar al que pareció ser el padre bajar y como éste caminó hasta la segunda puerta abriéndola para un pequeño que descendió de un brinco.
Keylen no lo sabía, pero, su nombre era Zareth.
Zareth, de cabello blanco y ojos azules.
Zareth, de mirada filosa y palabras venenosas.
Zareth, el príncipe serpiente.
Zareth, su Zareth.
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El príncipe serpiente.
Teen FictionKeylen siempre fue un niño entusiasta, de alegres ojos dorados que irradiaba confianza, en sí mismo y para con los demás. Se podría decir que tuvo una infancia bastante tierna, siendo así, como suele suceder, junto a la primavera llegó su primer amo...