01. El inicio de todo

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Los rayos del sol se asomaban por la pequeña ventana del cuarto de su dormitorio. Ya era viernes, lo cual significaba que en muy poco tiempo volvería a ver a sus amados abuelos y divertirse un poco con sus extraños amigos en su preciado pueblo.

Muy somnolienta, Axellia se levantaba de su pequeña cama, estirándose y amarrando su precioso y largo cabello castaño rizado, preparándose para cumplir con sus labores diarias junto a la princesa Heloise.

No se quejaba de su vida actualmente. Sus cariñosos tíos la criaron desde muy pequeña en el gran castillo luego de la repentina muerte de su madre.
Sentía que realmente su trabajo no lo era como tal, ya que desde pequeña fue criada también con la pequeña princesa debido a que tenían casi la misma edad siendo Axellia la mayor solo por unos cuantos meses. Con el paso de los años, las dos jóvenes forzaron una verdadera amistad.

Cada día su trabajo era que el cronograma de la princesa se cumpliera y  que sus necesidades fueran cubiertas.
Luego de haberse dado una pequeña ducha y haberse puesto el vestido de la servidumbre, salió rápidamente al dormitorio de la joven princesa.
Los cuartos de la servidumbre y de la realeza se encontraban bastante alejados, por esa razón ella siempre tomaba los pasadizos secretos que en su niñez ella y la princesa Heloise fueron descubriendo.

Al llegar a su destino, toco repetidamente la puerta pidiendo permiso para poder pasar. Al cabo de unos minutos nadie respondió así que decidió abrir la puerta y entrar a la habitación.

Al ingresar, vio que la princesa Heloise se encontraba con su cabello dorado como el sol despeinado y  profundamente dormida, así que la empezó a despertar.

-Hel, Levántate ya, tenemos mucho que hacer hoy y ya se está haciendo muy tarde- dijo sacudiéndola delicadamente-

-5 minutos más por favor-dijo la joven princesa bostezando haciendo un leve puchero-

-Lo siento Hel, pero ya te he dado mucho tiempo para dormir y ya necesitamos empezar las labores de tu cronograma.

-Está bien, está bien. Espera aquí mientras me baño y me arreglo- dijo somnolienta la princesa estirándose y levantándose de su gran y acolchonada cama-.

Después de arreglarse, Heloise y Axellia fueron al comedor real en donde ya se encontraba servido el gran y delicioso desayuno para la princesa.

Heloise siempre mandaba a que le sirvieran un plato de más para que Axellia y ella pudieran comer juntas, ya que su padre siempre estaba ocupado y no podía bajar a comer.  

Luego del desayuno se dirigieron a la biblioteca real en donde se encontraba la instructora que le enseñaba a la princesa Heloise.

Axellia tenía que acompañar a la princesa a todos lados así que siempre escuchaba sus lecciones o se quedaba leyendo algún libro de algún tema que encontraba interesante.

Heloise era una joven realmente inteligente, tenía conocimientos de cualquier tema en general y siempre tenía la costumbre de enseñarle a Axellia las nuevas cosas que aprendía al leer o después de sus lecciones. Así, Axellia también aprendía a la par de su amiga la princesa.

En las horas de la tarde después del almuerzo, la princesa tenía la tarde libre así que siempre tomaba una pequeña siesta y luego iba al jardín del castillo a tomar té y hablar con su mejor amiga Axellia. A veces se quedaban haciendo actividades divertidas o montaban a caballo, pero siempre todo lo hacían juntas.

El único momento libre de Axellia era cuando la princesa tomaba una siesta y le permitía hacer lo que quisiera. En ese tiempo Axellia iba a pasar un poco de tiempo con su tía Thyra que trabajaba como líder de la servidumbre real y con su tío Cibran que era uno de los que estaban al mando de los caballeros del reino.

Realmente amaba mucho a su familia, sus tíos siempre la apoyaban y le daban todo el cariño y atención posible, Axellia era la hija que nunca pudieron tener. Eran muy unidos y siempre disfrutaban los momentos que pasaban juntos.

Después de unas horas ya era el momento de tomar el té así que Axellia fue rápidamente a la habitación de la princesa para levantarla e ir al jardín del castillo.

Mientras que tomaban té, Heloise le contaba sobre su chico la cual estaba muy enamorada y sobre los chismes más recientes  de los hijos de los reyes de los otros reinos.

Cuando llego el momento de subir para pronto ir a dormir, escucharon el grito de una de las sirvientas la cual se podía ver que estaba muy pálida y muy angustiada.

Al llegar la sirvienta empezó a balbucear algo que las dos jóvenes chicas no pudieron entender.

-Señorita Xania, cálmese por favor y coméntenos que es lo que está pasando-le dijo suavemente Axellia a la sirvienta-

-perdónenme ustedes señoritas, pero me temo que tengo muy malas noticias para ustedes y más para usted mi querida princesa-dijo la sirvienta muy preocupada-

Al oír esto el rostro de la princesa palideció, esperándose lo peor.

-Señora Xania, ya díganoslo por favor-dijo la princesa ansiosa-.

-Temo decirles que hace una hora encontraron al joven Owen con heridas muy graves. Tratamos de salvarlo pero se había desangrado mucho. Por mucho que hicimos no pudimos ayudarlo. Lo sentimos mucho.

Nada en el mundo pudo haber preparado a la joven princesa para escuchar tan terrible noticia. De todos los jóvenes en el castillo ¿Por qué tuvo que ser el hombre al cual estaba profundamente enamorada?

Después de haber escuchado la noticia, la joven princesa cayó desmayada en el pasto, dejando a las dos mujeres enormemente agobiadas.

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⏰ Última actualización: Oct 18, 2019 ⏰

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𝐋𝐚 𝐜𝐚𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐛𝐫𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora