Sin salida

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Ayer conocí a una persona,
la conocí en serio.
Tiene 43 años y no vivió ninguno de sus sueños.
Todos sus días son iguales.
Los mates son su cosa favorita en el mundo. Los cigarros también, no lo dijo, pero yo lo sé.
Le gusta estar en casa, nunca sola.
Se siente sola, pero se auto-convenció con mentiras, ella solo siente alegrías.
Tiene 43 años y la costumbre la consume.
Sus oídos están llenos de malos comentarios que vienen de su familia.
Ella lo ve como críticas constructivas, yo como mierda que tiran las personas que no quieren verte bien.
Tiene 43 años y no sabe que los familiares sí pueden ser personas horribles.
Me contó que no duerme bien hace mucho.
Sé que la causa de sus insomnios son la culpa y el arrepentimiento.
Sé que lloras cuando nadie puede verte.
Sé que lloras aunque lo no cuentes.
Tiene 43 años y quiere rendirse.
Cree que sabe mentir, pero no es así.
Sabemos leer los ojos, los suyos más que todos.
Piensa que protege a los suyos,
no sabe que yo soy la que más sufro.
Tiene 43 años y no ve futuro en ella.
La motivación le dura poco,
nos pinta lo rosa, no dura mucho, todo baja a cero.
No es su culpa, intento entenderla, aunque a veces me cuesta.
Tiene 43 años y se hundió en sí misma.
Tiene 43 años y perdió su esencia.

Mientras me pierdo en míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora