Capítulo I

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Nota: Pokemon y sus personajes no me pertenecen, obra de Satoshi Tajiri.

Narrador Normal:

En la calurosa región de Alola, luego de varios combates, unos más espectaculares que otros, finalmente, se decidiría al primer campeón de Alola; dos personas que aspiraban a hacer historia, por un lado, estaba Gladio, hermano mayor de Lyllie, que tiene como meta principal el encontrar a su padre, y asegurarse que su hermana sea feliz; por otro lado, está Ash Ketchum, el azabache, que participa en una séptima liga regional, después de haber pasado por su natal Kanto, Johto, Hoenn, Sinnoh, Unova y Kalos, confía en el siete de la buena suerte, y que finalmente, está será la vencida.

Ambos entrenadores estaban en su respectivo vestuario, esperando la llamada de parte de la organización para salir al campo de batalla; cada uno deambulaba en sus propios pensamientos; el azabache, por su parte, no pensaba en la batalla que en unos momentos iba a tener, no, sus pensamientos los ocupaba cierta persona que andaba por Hoenn, cumpliendo sus sueños, tal y como se lo prometió a él.

Ahhhh... Como quisiera que estuvieras aquí- suspiró él, sintiendo nostalgia por los viejos tiempos. 

Cuando Citron lo apoyaba en sus entrenamientos, con máquinas que tardaba más en construirlas que en explotar; la pequeña Yurika, siempre aprovechando cada oportunidad que tenía para pedirle a cualquier chica que fuera la novia de su hermano; y por último pero no menos importante, Serena, esa chica con cabello color miel que cuando era niño "rescató" en el Campamento del Profesor Oak, y que por cosas del destino volvió a encontrarse con ella en Kalos; él nunca lo admitiría abiertamente, pero reconocía que la chica era, es y está seguro que será hermosa; él no sabía, o pretendía no saber de los sentimientos de ella hacía él, pues se consideraba indigno de que alguien tan cariñosa, tan amable, tímida y de buen corazón, se fijará en él, un perdedor, que por mucho que mantenía que iba a ser campeón de una Liga Pokemon, en su interior ese sueño ya se había desvanecido; él la dio por perdida después de su discusión en el Bosque de los Errantes, sabía que lo había arruinado, que fue injusto con ella, y había aceptado el perder la amistad de la peli miel por su estupidez, pero una vez más ella le demostró su gran corazón, perdonándole su error y animándole, para no volver a caer, para que él sea la persona a la que ella siempre admiró desde que él, siendo un niño, inspiró con unas palabras, tan sencillas pero cargadas de significado, un "No te rindas hasta el final" fue todo lo que ella necesito para caer enamorada de él; y aún y cuando era su adiós, temiendo el no verla nunca más, ella le hizo la promesa, no a sus amigos, ni a sus pokemon, sino a él, a Ash Ketchum de Pueblo Paleta, que se iba a hacer más fuerte y más bella por él; eso lo dejó sin habla, y sólo pudo ver como la chica que él en secreto también amaba, se iba, su corazón le decía, le gritaba que fuera a por ella, pero su cuerpo no reaccionaba; pero la despedida de la peli miel no había terminado, NO, ella, sin mediar aviso, selló su promesa de la única manera en que era posible, tomó por sorpresa los labios del azabache, que no pudo reaccionar ante la más grande muestra de amor que alguna vez había recibido, y para cuando lo hizo, ella ya había dejado las escaleras eléctricas para tomar su avión rumbo a Hoenn.

Ash seguía en sus pensamientos, hasta que los altavoces del estadio anunciaron que la batalla final iba a dar comienzo.

Ahhhh...- suspiró, mientras se palmeaba sus mejillas, concentrándose en su último reto a batir, mientras su inseparable amigo amarillo, tomaba posición en su hombro derecho, lo volteo a ver con una cara que denotaba preocupación, un ¿Pika?, escapó de su ser, dándole a entender que se preocupaba por su entrenador y amigo.

Tranquilo amigo- le tranquilizó Ash a Pikachu.
Hoy demostraremos de lo que estamos hechos- le dijo, con una mirada decidida, que fue imitada por su pokemon.
Hoy finalmente demostrare, ¡Que puedo ser digno para ti!- dijo mientras alzaba su puño al aire, y empezaba a encaminarse al campo de batalla.

Ahora soy dignoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora