Imposible

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Era una tarde fría pero acogedora de jueves,

esas en las que me gusta ahogarme en libros.

Entraste por la gran puerta y no despegaste tu mirada de la mía.

Me has preguntado si podías sentarte justo frente a mí,

la respuesta resultaba bastante obvia pero aún así de mis labios salió un si.

Me atrapabas adorandote mientras mis ojos gritaban mil te quieros,

el silencio sepulcral dejaba en evidencia la fuerza con la que latía mi corazón

y tu sonrisa

rebosando de sinceridad.

Sólo intentaba alcanzar mi libreta pero con una dolorosa sutilidad se rozaron nuestras manos

y puedo jurar que sentí la superficie del cielo.

Jamás te había tenido tan cerca.

¿Acaso sería posible que dejaras de ser tan imposible?

Esencia VainillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora