Chica Traductora; 🥀

Bright Problem ☄

-Bueno __ dime, ¿cuántos años tienes?-. Que lindo que suena mi nombre salir de sus labios.

-Tengo 19, Nam-. Le expresé sonriente.
-¿Tu?

-Tengo 24, y dime ¿de donde eres, y que idiomas sabes?-. Estaba por contestar, cuando me vi interrumpida por el pelimenta.

-¿No crees que muchas preguntas Nam?...digo, tenemos que ensayar.

-De acuerdo, vamos a ensayar, JungKook llevala con el Señor Bang.

-¿QUÉ?, digo, nono, no hace falta, si quieres, la puedo...acompañar, yo.

-YoonGii-. Dijo Nam con una expresión amenazadora.

-Si, ya lo se, lo haré igual, soy un antisistema.

Creo que nisiquiera vi cuando me cogió de la mano con brusquedad y me levanto del comodo sillón en el cual me encontraba.

Me llevo hasta un pequeño lugar de grabación, con un bonito piano.

-Lo siento-. Hizo una reverencia a lo cual me dio mucha ternura.

-No te preocupes, ¿porqué lo hiciste?

-¿Sabes tocar?-. Comentó mirando hacia el piano, pero mi atención estaba en el pelimenta.

-¿Qué cosa?-. Expresé de una manera totalmente indiferente.

Sólo sonrió, lascivamente, y se fue acercando.

-¿Qué sucede?-. Dije mirando a sus ojos, parecía que me estaba penetrando con la mirada.

-Sucede que, te quiero enseñar a tocar-. Su sonrisa apareció nuevamente.

-Ya se tocar el piano, además lo tocó muy bien-. Dije feliz, todavía no caía.

-Yo no hablaba del piano-. Se mordió y humecto su labio inferior.

Mis mejillas se enrrojecieron, y mis palmas empezaron a sudar más de lo normal.

Mientras YoonGi seguía acercándose, yo daba pasos hacia atrás.
Hasta que choque con el piano.

-Que bien hueles-. Comentó cerca de mi oído.

Mi piel era tal cual la de una gallina.
Y ni hablar cuando sentí algo húmedo justo en mi cuello.

Me sentía incómoda.
Era la primera vez que me hacían esto.

-Relájate, no te voy a morder, al menos que...tu quieras-. Sus manos se posaron en mi cintura mientras que mordió levemente mi lóbulo.

Gemí, a pesar de saber que esto estaba mal, lo hice, sin embargo no quería que lo siga haciendo.

Eso hizo que el pelimenta enloquesca. No podía moverme, traté de empujarlo, esto podría valer mi trabajo, Y nisiquiera llevaba un maldito día.

-Eres jodidamente sexi-. No pudo pronunciar nada más, porque la puerta se abrió, dejando ver a un Bang muy sorprendido.

Cerré los ojos y maldije.

Sólo un día, un jodido día, y ya me quería volver.