Una Llamada Satánica

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 En el aire flota una tenue claridad ocre que poco a poco es devorada por las primeras sombras. Unas nubes de un gris sucio cruzan el cielo. Se oyen los agudos cantos de los estorninos en una tarde de otoño.

Algo extraño ocurre, se puede respirar en el ambiente. La oscuridad poco a poco empieza a cubrirlo todo con su misterioso manto de sombras. Oigo algo, como un susurro a mis espaldas, al darme la vuelta veo un oscuro camino que se abre paso entre un bosque tenebroso, aún oigo el susurro en mis oídos, puede que simplemente sea el viento en las hojas de los árboles.

Lo vuelvo a oír, viene claramente del oscuro bosque, se me mete hasta las entrañas. Sin darme cuenta empiezo a caminar lentamente hacia el misterioso camino que se abre ante mí, mis pies descalzos pisan la tierra húmeda, el corazón se me acelera, poco a poco me adentro en la penumbra del misterioso bosque, todo está oscuro, la claridad queda a mis espaldas. Sigo oyendo el susurro, que me llama a las entrañas de lo desconocido.

Siento extrañas sombras a mi alrededor, pero sigo andando. Miro al cielo y no veo nada, todo lo cubren las espesas ramas de los árboles. Mi corazón se encoge a cada paso que doy pero el misterioso susurro me sigue llamando en la penumbra, inevitablemente sigo avanzando.

Una especie de brisa, como una exhalación pasa a mi lado. De pronto el susurro empieza a oírse con más claridad, es como una voz hecha de mil voces gritando dentro de mí, una extraña fuerza hace que siga avanzando por el camino. Pierdo la noción del tiempo, puede haber pasado una hora o un segundo, el camino parece interminable.

De repente veo algo, como una extraña sombra blanca en la distancia, empiezo a andar más deprisa pero nunca me acerco a la misteriosa sombra, el susurro me martillea los oídos como una especie de grito satánico. Quiero correr, escapar de algún modo pero el cuerpo me pesa y una extraña fuerza me obliga a seguir el camino, no puedo pensar en nada. Mi mente está en blanco.

La oscuridad empieza a hacerse más espesa y de pronto el susurro cesa, solo hay silencio, un silencio denso y sepulcral. No veo nada, todo está oscuro. Entonces veo algo en la distancia, una luz. Sigo andando y la luz cada vez se hace más intensa. Vuelvo a oír el susurro, primero como un ligero y anhelante rumor, a medida que sigo andando y la luz se intensifica, lo que empezó como un susurro ahora es un grito dentro de mi cabeza.

Con un brillante destello la luz repentinamente se tiñe de rojo. El color de la sangre lo inunda todo con una intensidad cegadora y mil voces gritan desde todas partes ensordeciendome. Los sentidos se me embotan y me quedo paralizada, ya no siento nada.

De pronto en medio de la intensa luminosidad roja se empieza a abrir una brecha negra, y una fuerza me arrastra inexorablemente a las puertas del abismo. Intento gritar pero no consigo emitir ningún sonido, poco a poco la deslumbrante luminosidad roja desaparece y las miles de voces gritando se acallan. Ahora solo hay un vacío negro y profundo.

Y entonces lo veo, es extraño, una sensación de angustia asciende por mi garganta, me invade el pánico. Se acerca a mi y me susurra al oído, una extraña voz siseante y seductora me inunda. Siento un vacío en el estómago. Ahora la misma voz mil veces amplificada me machaca en los oídos. Cierro los ojos y siento que me desmayo y empiezo a caer en una oscuridad eterna. Quiero salir de allí, escapar gritar o correr, pero sigo cayendo lentamente en un profundo vacío. De pronto empiezo a caer a más velocidad, se me encoge el estómago y el corazón se me sube a la garganta. Vuelvo a oír la misma voz, cada vez más fuerte e intensificada, todo da vueltas a mi alrededor, cada vez caigo a más velocidad y el extraño grito me destroza los tímpanos.

De repente una cegadora luz blanca surge del abismo envolviendolo todo, cierro los ojos aturdida. Siento un fuerte golpe y abro los ojos, no veo nada, poco a poco mi vista se acostumbra y puedo mirar a mi alrededor, estoy en la linde del bosque tenebroso. Me levanto y sin pensarlo dos veces hecho a correr frenéticamente, me da igual todo, el fuerte dolor de cabeza, el cansancio o a donde me dirijo. Solo quiero alejarme de allí lo antes posible y para siempre.

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