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25 de febrero del año 2136. Ya ha pasado una semana desde aquel terrible suceso, en el que se desencadenó una completa amenaza. Robos, violaciones, asesinatos a primera hora del día. Escuchar lamentosos gritos de auxilio se había vuelto una costumbre, era costumbre que nadie atendiese a aquellos desconsolados gemidos de dolor y angustia... Y solamente había pasado una semana.

"El PCC ha enviado una alerta esta mañana, del sábado 18 de febrero. Entre 5 y 15 pacientes han escapado del centro por la madrugada sin dejar rastro alguno. El lugar contaba con 230 guardias, distribuidos en todo el lugar, además de cámaras de vigilancia de alta tecnología, captando hasta el más mínimo movimiento y sonido. Cada habitación era asegurada con barreras de carbino, sin ventana alguna. Estas y otras razones son por las que se desconoce el modo de escape de estos PYOs. La milicia se está haciendo cargo del asunto, de momento, se recomienda no abandonar sus casas y mantenerse alerta."

— Fue jodidamente fácil. Nunca me cuestioné la inutilidad de esos "guardias", pero siquiera creí que pondrían algo de resistencia. — el entusiasmo en la voz del chico era notorio.

— Hell death, mantén silencio. Mierda, sé que eres hábil, pero si no quieres retrasar tu llegada, cierra la puta boca. — Min Yoongi, conocido como el mejor psiquiatra del país.

"Para entender a los PYO, debes pensar y ser uno de ellos." escuchó alguna vez.

El pelirrojo acabó por callar, obedeciendo la orden de su mayor, incluso si aquello no era lo suyo. La rebeldía y desobediencia, ir contra las normas morales que establecía la podrida sociedad, eso le caracterizaba. Debía admitir que le gustaba ser de esa manera. La sociedad le destruyó, así que él iba a ser el encargado de destruirla. La sola idea de ver a esas infelices personas suplicar por su vida, con lágrimas en los ojos y desesperación en su mirada... ah, cuánto lo anhelaba. Sin embargo, había algo que debía cumplir antes, un deseo mucho más profundo que el anhelo, no había palabra que describiera la locura y obsesión que sentía hacia aquella persona.

— ¿JK ya ha llegado, verdad?

— Sí, hace más o menos unos minutos debería haber ingresado. El resto tomó su propio camino, ya sabes cómo es. Ahora cállate.

El menor entre los dos jugaba tal y como si fuera un niño, acariciando suavemente el cuchillo que llevaba en sus manos, deslizando su dedo índice por el filo, en un modo de querer comprobar qué tan filoso se encontraba, comprobandolo al sentir un líquido caliente desplazarse por toda la extensión de su dedo, posteriormente recorriendo su palma antes de caer, manchando el piso con sangre propia. Ni siquiera sintió verdadero dolor, por más que la herida alcanzara unos 3 centímetros de longitud. Llevó el mismo a sus labios, deslizando su lengua de abajo hacia arriba por el índice, llevándose el espesor con ella y dejando sus labios adornados de un atractivo tono carmín, combinando hermosamente con el rojizo tono de su teñido cabello. Jadeó.

— ¡Hey! eres un bruto. —Gruñó, quitándose el molesto cinturón de seguridad, para luego levantarse. Habían aterrizado.

— No es mi culpa que esos idiotas se decidan a disparar de la nada, Kim. Podrías llevar el mando tú a la próxima. —Rodó los ojos ante la extrovertida personalidad del contrario.

El menor entre los dos sonrió y guiñó un ojo, luego deslizando su lengua sobre sus labios para retirar el resto de sangre que quedaba sobre estos, siendo una sensación desagradable ante el metálico gusto.

— Será un placer.

Pocos pasos y bajó de un salto del helicóptero, a la vez que de su bolsillo sacaba uno de sus caramelos favoritos y retiraba su envoltura. Lo llevó a su boca, degustando el dulce sabor del chupa chups al hacer contacto contra sus papilas gustativas. Definitivamente, su favorito.
Alegremente, ingresó por una ventana rota, reconociendo aquel lugar al instante. El aroma a sangre, algo pesado, reinaba, a la vez que el silencio se hacía presente, por lo que no evitó mirar a su alrededor antes de dar unos pasos, a ciegas en la oscuridad del terrorífico lugar. Sintió algo frío y metálico contra su cuello, a lo que esbozó una sonrisa.

The Darkness Night [OS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora