No se lograba presenciar absolutamente nada.
Sólo completa oscuridad con varios gritos de agonía y desesperación, voces realmente conocidas para el castaño tricolor.No sentía nada en todo su cuerpo, como si su alma estuviese libre de aquel enorme pedazo de simple carne junto a Huesos, se sentía bien. Se sentía liberado.
Por otra parte, los mayores estaban agonizando del miedo y las posibles consecuencias presentables en México. La madre mantenía la idea de que todo iba a terminar bien, con un simple dolor de cabeza y sin preocupaciones. Por otra parte, Mexica era todo lo contrario. Su cabeza estaba inundada de pensamientos negativos y de suma culpabilidad por haber permitido eso, y al haber sido tan irresponsable. Sentía que era el fin de México.
—¿Familiares de Mexico? —una muchacha de entre 20 y 30 años de edad gritó levemente al puro retirarse de la habitación del antes nombrado. Instintivamente ambos dejaron su asiento y atendieron el llamado, acercándose.
—Soy su madre. ¿Cómo está mi pequeño? —en su tono de voz claramente se notaba preocupación y una pizca de esperanza.
¿Ya saben lo que dicen, no? La esperanza es lo último que se pierde...
—¿Y el es su Esposo? —señaló la mujer vestida de blanco hacia el mayor de todos. Maya negó con su cabeza repetidas veces, dando a entender que era una confusión
—Soy el tío de México. —explicó a la enfermera, quién asintió con una sonrisa resplandeciente, y a la vez guiaba a la madre a la sala del pequeño tricolor.
Al estar ya adentro, cómo era de esperarse, se podía presenciar un pequeño crío de no más de 5 años, totalmente envuelto entre cables y más cables en su pequeño y delicado cuerpo. Eso destruyó por dentro a la mayor, quién al instante al ver a su crío en la camilla junto a varias manchas de sangre y vendas, no pudo evitar empezar a llorar.
Primero fue despacio y fácil de controlar, para después convertirse en unas lágrimas traicioneras amenazando con salir a cascada. Tomó asiento en la silla a un costado de la camilla, se inclinó apoyándose en la esquina mientras delicadamente acariciaba la fina y suave mejilla de México, ahora magullada y herida por el accidente.
—El golpe fue muy duro. Milagrosamente se encuentra estable. —admitió la enfermera mirando con lástima aquella escena tan fuerte para una madre, pues esta vez esas lágrimas traicioneras lograron colarse y escurrirse sin parar desde sus párpados y mejillas, hasta la barbilla y la sábana de la camilla.
—Dígame qué tiene una buena noticia, Señorita... —su voz ahora sonaba totalmente apagada, como si la llama que tuviese dentro de su ser se hubiera desvanecido con un simple soplido.
—Hay dos noticias: una mala y una buena. —la madre se quedó callada, mientras con la cabeza presenta una señal de que prosiga con las noticias.— La buena es que se recuperará muy pronto, fue muy afortunado esta vez.
Eso le emocionó internamente aunque no lo demostrase.
—¿Y la mala? —dijo desviando la mirada hacia las flores y todos los cosméticos puestos en el buró de aquella habitación; quería no escuchar aquellas cosas negativas, pero era necesario. Volteó a mirar a la enfermera, quién mantenía su vista pegada en la punta de sus zapatos blancos mientras se mordía delicadamente su labio interno inferior.
Tomó una bocanada de aire, y comenzó a hablar
—Lamentablemente a este tipo de accidentes se presentan posibles efectos secundarios después del choque o prejuicio. Puede sufrir algún derrame cerebral de temprana edad pues su cerebro aún no se ha acostumbrado al choque, especialmente a un bebé. Otro transtorno puede ser Memoria a corto plazo o hasta límites, Amnesia permanente. —desconsoló cada vez a la señora madre del pequeño crío recostado en la camilla.— Y eso no es todo...
—Por favor... N-no me cuente nada más.. —
—De acuerdo. Con su permiso, me retiro. —dicho y hecho, cuándo menos se había percatado la señora ya se encontraba totalmente solitaria en aquella sala de hospital
+++++++++++++++++++
—¿¡Qué quieres qué?! —se escuchó una carcajada estruendosa por toda esa oficina, una voz grotesca y varonil
—Por favor señor, tenga piedad, mi Hijo está posiblemente en coma o hasta con Derrame o Amensia. Necesito que me suba el sueldo solo por esta semana, se lo ruego. —dicho y hecho, se encontraba Maya recostada en el escritorio pidiendo clemencia y un salario más alto.
Eso sorprendió y fascinó completamente al señor; no podía creer que una persona, una madre en especial, pueda perder la dignidad y pedir clemencia, por un ser querido. Él bufó; aceptaría el trato con una condición.
—Acepto. —respondió firme y con voz gruesa, al instante en la que Maya se levantaba del escritorio con otra vez esas inmensas ganas de llorar —esta vez de alegria— pero fue interrumpida enseguida.— Pero a cambio, tendrás que hacerme un favor~ —
—¡Por supuesto, señor! ¡Hago lo que sea cómo agradecimiento! —de un movimiento fugaz, el jefe de Maya la toma de ambas manos y la coloca contra la pared, de modo que su trasero quedé descubierto.
Oh Maya, ojalá no hubieras dicho eso.
ESTÁS LEYENDO
«AMNESIA...» [USAMEX] •~COUNTRYHUMANS~•
FanfictionMéxico sufre de desgracias repentinas en su vida diaria; peleas, discusiones, desacuerdos, gritos, regaños... La vida siempre le va pegando donde más le duele, y a pesar de todo, el se ha sabido levantar tras cada herida brindada. Pero la última lo...