Capítulo 2

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CAPÍTULO 2

Era el mejor y el peor de los tiempos, la época de navales en la ciudad, mujeres escondiéndose y niños no asistiendo a la educación, la era brillante y a la vez oscura, la hora de dejar de soñar para comenzar a trabajar. La era de renovacion y crecimiento para una generación mejor. Todo con accesibilidad pero no siempre poder.

Caminaba en dirección al parque, seguro lo único que alegraría mí día. Los trabajos de costura eran cada vez más complejos, los diseño me llevaban horas y en el taller hacían falta más trabajadoras.

—Mis ojos se alegran de observar lo hermosa que usted es —escuché la voz de Peter a mis espaldas muy cerca de mi oído—¿Preparada para la mejor velada a la que asistirás?

—Quizás. ¿Cuáles son los planes caballero? —pregunté.

—Es una sorpresa—susurró conteniendo una sonrisa mientras tomaba de mi mano.—¿Me acompañas?

—Ya le he dicho que si, ¿es posible que cambie de opinión?

—No, señorita—contestó estirando mi mano y hechandose a correr por todo el parque—¿Me sigues? —Inquirió burlón.

Solté una carcajada quitándome el suéter que llevaba y persiguiendolo por todo el parque, deteniendose a comprar unas golosinas y siguió hasta un faro donde solo podían acceder personas con autorización.

Se quitó los zapatos y señaló los mios.

—¿Continuas? —me retó con la respiración acelerada.

—¿Qué te dice que no lo haré? —interrogue al instante.

—Tu manera tan correcta de ser—explicó.

Me quité las zandalias que me acompañaban y seguí a puntillas como él.

—Este lugar está prohibido—susurré en un tono apenas audible

—Tú, has decidido acompañarme—enfatizó restándole importancia mientras atravesabamos un pequeño túnel que daba final a un pequeño mirador donde una mesa pequeña con dos lugares decoraba su alrededor.

La vista era asombrosa, Venecia era sin duda un lugar de ensueños; de donde nunca escaparía sin dudar, pese a los momentos difíciles en los que se encontraba. Me acerqué y senté cerca del barandal que impedía cayera en el abismo.

—Increible ¿cierto?

—Incluso más

—¿Qué diferencia tiene el día de ayer con el de hoy? —cuestionó detallando mi rostro profundamente.

—Hoy llegó más trabajo al taller—contesté sin alargar mucho la explicación—mi padre está enfermo y es complicado dividir el tiempo—expliqué.

Peter me miraba concentrado en cada detalle mientras se sentaba a mi lado

—¿Y tu madre?

—Murió cuando yo nací—aclaré.

—Lo siento.

—¿Cuantos años tienes Peter? —cuestioné levantado la mirada y observando esa mirada avellana con la cual me había encariñado en tan poco tiempo.

—¿Es eso un conocimiento de relevancia?

—No caballero pero si un detalle que me gustaría conocer.

—¿Y por qué mejor no te robo un beso? —preguntó intentando disimular una sonrisa.

—Yo no lo permitiría—asegure.

—¿Como estas tan segura? —Inquirió acercándose cada vez más.

Estaba segura de que sus mundos no coincidía, sus edades eran diferentes y sus destinos con rumbos opuesto. Pero no sabía que el destino podía cambiar la jugada.

—No lo es-toy(...)—balbucee.

—Dime que no y me detendré—avisó sosteniendome de la cintura y recorriendo sus labios por mi barbilla. Subió a jugar con el lóbulo de mi oreja y susurro—. Nos vemos mañana a tres cuadras del parque.

Y se alejó tendiendome su mano y invitándome a comer, era tan agradable estar con el.

Publicado en el 2021

Un amor en Venecia © ✔️ (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora