CHANSON 2
-Y o u r s o n g-
It's a little bit funny, this feeling inside...
... I'm not one of those who can easily hide
✽ ❃ ❋
La suave voz del pianista era refrescante, casi como si el terciopelo acariciara tu piel, juguetona y confiada, se insertaba en cada poro, la sentía subir a pasos escalonados por sus brazos, se le colaba en el pecho, se grababa en su mente y la besaba con sutileza en los labios. Su voz, perfecta y armoniosa, hacía que los nervios huyeran de su ser. No tenía miedo, no recordaba que el público los estaba mirando, cantaba con el corazón, no podía creer que su voz podía llegar a ser tan clara, tan sincera.
Adrien también estaba sorprendido. Se perdió en sus movimientos melodiosos y afables, Marinette no parecía estar nerviosa y él hace mucho no sentía esa clase de tranquilidad. Desde que se había convertido en pianista de tiempo completo y había renunciado al mundo del modelaje, su padre le había quitado todos los bienes materiales a su nombre, obligándolo a experimentar lo que era sufrir por llegar a fin de mes y tener deudas por dedicarse a lo que amaba. Sin embargo, no se arrepentía, era libre y esa libertad le había permitido tener ese gran momento que le recordó por qué la música era su refugio. La música... Belleza inmiscuida que armoniza las grises matices de la sociedad. Hermosos ritmos y colores que se colocaban en cada poro de la piel, como el ferviente anhelo de autonomía.
Aunque, esa libertad sólo era algo temporal, seis años de libertad era mejor que nada...
I don't have much money, but boy if I did...
... But boy if I did I'd buy a big house where we both could live.
Un fuerte estrépito fuera del bar los sobresaltó a todos, voltearon a verse sin dejar de cantar, como si fuera el único lugar seguro. Un trueno, luego un rayo y de pronto oscuridad, la luz se había extinguido del lugar, las personas comenzaron a ponerse ansiosas. Pero no se detuvieron, siguieron cantando acapella, impulsados por esa extraña pulsación del corazón.
Mientras más se acercaban el uno al otro, con una atracción peligrosa, como imanes, sus manos buscaban la del otro. No había elegido esa canción porque quisiera declarársele, sería una estupidez, era la primera vez que se hablaban. La había elegido porque le transmitía paz y esperanza, aquella que sentía que había perdido hace mucho. Aunque no era casualidad, buscaba, indirectamente, hacerle llegar al rubio que quería conocerlo mejor. Tikki tenía mucha razón cuando comentó que iba a verle a él, pero no consideraba prudente admitirlo, porque ¿cómo puedes crear un sentimiento tan fuerte e inexplicable por un desconocido con el que no has hablado?
Lo que no sabía, era que el hecho de que ella estuviera parada en ese escenario tampoco era una coincidencia. Tikki no fue la única que notó su presencia todos esos meses en la barra y Adrien jamás lo admitiría, no en voz alta al menos, pero le intrigaba mucho que aquella chica sólo dibujara en su cuaderno, tomara una sola copa y se marchara antes de las diez, sin darle oportunidad de acercarse a saludar.
Aunque, lo que ambos ignoraban, era que la música era un lenguaje en sí y llevaban hablando todo ese tiempo al son de las canciones en el piano.
Es así, como le pidió un consejo a Plagg, el muchacho que se encargaba de coordinar las luces y el sonido de la cabina. Sin saber exactamente porque se sentía así cada que la veía llegar con su libreta bajo el brazo, siempre en el mismo lugar.