Mi madre me llamó y acudí a su llamado. Se encontraba en la cocina, estaba limpiando para luego colocar las ollas y demás. Habló ella:
-Coge unos trapos y desinfectante para que puedas limpiar tu cuarto. –
-Ya decidí de como quiero mi cuarto, me gustaría comprar algunas cosas. – Dije sereno.
-Claro, conozco un lugar. Cámbiate y vamos. –Me limité a asentir.
Subí a buscar entre las cajas algo decente, ya que, los shorts y la camisa que tenía opuesto eran lo contrario a decente. Encontré unos jeans rotos, una camisa a rayas y encima de esta una camisa mostaza, los combiné con unas converse negras. Bajé y mi madre me estaba esperando. Nos subimos al auto sin decir palabra alguna. Encendió en carro y me dio una sonrisa cálida. Tal vez, solo tal vez, esto no sea tan malo. Mi madre, Eleanor, no es mala, a lo mejor solo no sabe reconocer sus errores y es un poco distante. Su madre había muerto hace poco y ella no derramó una lagrima en frente del mundo; aunque la escuché llorar mientras que se aferraba a la ropa de la abuela.
Llegamos a la tienda, tenía 3 pisos y era bastante grande. Mi madre me dijo:
-Toma tu tarjeta de crédito, no te abuses. Llámame cuando termines-
Decidí ir primero a por las pinturas. Elegí una color amarillo mostaza, luego fui por una alfombra; escogí una grande y blanca (para que hiciera contraste con el piso de madera). Me apresuré a la sección de muebles y compré unas mesas de noche igualmente blancas y un sofá de color verde musgo. Conseguí 2 libreros para el montón de libros que tengo. Cuando hube terminado decidí por unas plantas. Adquirí unas lavandas, unos helechos, unas plantas medicinales (entre ellas unas especies para la cocina) y por ultimo unas plantas colgantes. Pagué y les dije la dirección para que fueran a dejar todo, dijeron que estarían allí en una hora. Me reuní con mi madre y fuimos a la casa.
-¿Tienes hambre?- Preguntó mi madre-
-Un poco, sí. ¿Qué vamos a comer?
-Lo que tu quieras- respondió mi madre.
-¡En ese caso pizza!- Dije con una emoción extraña en mí.
-pizza será- Respondió ella con la misma emoción
Cuando llegamos decidí salir al patio, pensé en cómo decorarlo. Emprendí una pequeña visita al río. Cuando llegué vi un paisaje hermoso. Era un río no muy profundo con agua cristalina y arboles a los lados, piedras para sentarse y un montículo de tierra ideal para hacer un picnic. Reparé en una voz grave y el sonido del agua correr. Me pareció extraño, así que la seguí. La voz que cantaba una melodía que yo desconocía era dulce, gruesa pero angelical. Lo vi, vi un chico más alto que yo, vestía una chamarra negra, una camisa blanca con unos estampados de fuego y unos jeans negros rotos. Su pelo era negro azabache y sus ojos estaban cerrados, unas pecas adornaban su rostro y una sonrisa acompañaba su hermoso rostro, esbozó una sonrisa y pude ver dos hoyuelos en sus mejillas ligeramente rojas. A la distancia escuché la llamada de mi madre, parecía que el chico también la había escuchado. Él me vio, un ojo eran color miel y el otro era totalmente verde; sentí mi cara arder y salí huyendo. Pude escuchar un "oye" de parte del chico, pero yo solo lo ignoré.
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Entre el río
Teen FictionDos chicos se conocen en un río. Antares conoce a Adonis días después de mudarse onoce a un peculiar chico, no solo sus ojos eran extrafalarios, sino todo él. Cautivado por la belleza singular de Adonis, se enamora. Su amistad fluirá como el río y...