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Félix volvió de la casa de sus amigos.

Al entrar, se limpió las lágrimas. No quería que su novio le viese llorando, porque entonces él se pondría muy agresivo, y juraría matar a todo aquel que le hiciese daño.

Y a pesar de que dijese eso, él seguía haciéndole daño a lo más hermoso que tenía en su vida.

- Ya estoy en casa. - Dijo con un tono de voz apagado.

- Hola, cariño. - Dijo su novio, recibiéndole con un cálido abrazo. - Siento lo de antes, pero ya me tomé la pastilla. -

Félix sonrió débil, y se dirigió al cuarto donde dormía solo cuando tenía miedo de Changbin.

Y aquello era casi siempre.

Se quitó su camiseta, y observó las marcas de los golpes en su cuerpo.

Una lágrima recorrió su mejilla.

Ya no era el mismo Félix de antes. Ya no sonreía con ganas. Ya no reía con ganas.

Aquellas sonrisas fueron cambiadas por sonrisas falsas, y aquella risa fue cambiada por un millón de lágrimas.

- Félix, ¿por qué lloras? -

Changbin se intentó acercar a él, pero el de pecas se apartó.

- Quiero estar solo. - Dijo con la voz quebrada y en un tono alto, casi gritando.

Seo frunció su ceño, para luego sonreír, y dirigirse a la mesa de noche de aquel cuarto.

- ¿Quieres estar solo, zanahoria? - Agarró la llave, y salió del cuarto. - Ahora lo vas a estar. -

Changbin cerró la puerta, para luego pasar la llave dos veces. Félix no podía salir.

- ¡Changbin, ábreme! - Comenzó a llorar. - ¡Por favor, ábreme! ¡Amor! -

Escuchó como su novio se alejaba, y se dejó caer apoyado en la puerta.

Aquella noche no pudo dormir, el hambre lo estaba matando.

Love Is Blind💔ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora