Prólogo

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Snk pertenece a Hajime Isayama.

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Perlas de sudor adornando su rostro.

Tenemos que huir, este lugar no es seguro.

Respiración entrecortada que amenazaba con dañar su delicado torso. Las costillas le aprisionaban manteniendo su delicada alma dentro de su cuerpo.

El ruido de galope era solamente ensombrecido por el ensordecedor sonido del agua que bullía hacia abajo.

Sus músculos se tensaban mientras giraba en aquel terrible sueño. Que no acababa nunca, pero su mente no deseaba que acabara.

Un estruendo que derrumbaba sus sentidos, ¿acaso aquello era el fin? ¿Conseguiría escapar de aquella tragedia?

Aún yacía tumbada, empapada en su propio sudor cuando notó que los golpeteo sobre la puerta aumentaban. Ahora no, pensaba. Dejadme seguir soñando, maldita sea. Pero el golpeteo no cesaba, constante, extrayendo su delicado sueño de sus pensamientos.

Se levantó somnolienta, sus párpados aún pesaban demasiado. Viró su vista buscando el accesorio que portaba a diario. Reposando sobre su pequeña cómoda, un par de gafas algo empañadas por la humedad de su habitación. Los golpeteos continuaban incesantes, reclamándole su presencia fuera de ella.

- Ya voy, ya voy –susurró sin apenas ser capaz de oír su voz.

Sus pies aterrizaron sobre el frío suelo mientras se incorporaba lentamente. Visualizó su estado en la pequeña pared metálica que apenas reflejaba su aspecto. Apenas podía discernir a la mujer que se hayaba frente a ella. Una mera copia de sí misma con un aspecto excesivamente cansado. Su ropa cubría su cuerpo, arrugada. Había vuelto a quedarse dormida después de otra incursión.

Necesitaba volver a su laboratorio de inmediato. Se acercó con suavidad a la puerta quedaba acceso al exterior de su cuarto, aquel material iridiscente que la hacía brillar con aquel suave rubor. Acercó su mano al lector y esperó mientras escuchaba el pitido de reconocimiento.

- Autorización en proceso, identifíquese – la voz metálica  demandaba a través del interfono.

- Hanji Zoe, doctora de la unidad 707-H. Código de indetíficación 72104-BHH.

El aparato emitióun pitido de aceptación mientras daba paso a una luz verde. Las puertas comenzaron a abrirse hacia los lados, dando paso a un semblante preocupado que acostumbraba a ver demasiado a menudo. Jamás podría acostumbrarse a aquel reconocimiento constante de su persona.Pero el mundo en el que le había tocado vivir. Si no era capaz de hacerlo cada día, no podría asegurar la seguridad de todo aquel búnker.

- Buenos días, doctora Zoe. Me han enviado a despertarla por un asunto urgente –deslizó una pequeña tableta de racionamiento delante de ella –Puede tomar algo de camino a la zona de cuarentena.

- Moblit, llevas años siendo mi ayudante. No es necesario que seas siempre tan formal. Llámame Hanji.

- Como usted diga, doctora Hanji.

- .......

Sus dientes se hundieron sobre la delicada tableta que parecía deshacerse en una pasta sin apenas sabor. En ocasiones podían disfrutar de alguna comestible más que puros hidratos y calorías básicas compactadas  en raciones dignas de un ejército. Pero eso era un lujo que llevaba más de una década sin probar. Lujos, que en aquella época que le había tocado vivir, eran meras necedades frente a lo que realmente necesitaba su psique.

Acuérdate de mí (levihan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora