Siempre está
esa ancla molesta
que nos ata,
nos pesa,
que siempre nos da
ese mismo dolor de cabeza.
Esa ancla maldita que nos deja la vida a medias,
que nos pone límites para cualquier cosa
que en nuestra mente ronda.
Y no busco otra,
que ser ese maldito barco,
que sin ancla
despega,
que se aleje del puerto,
que zarpe sin peso,
me lleve al fin del mundo,
que se acabe hundiendo de viejo.-Fran Curvo
ESTÁS LEYENDO
Poesía para recordar, pensar y abrazar.
PoetryUna pequeña parte de mí, para ti. Espero que, por lo menos, la llegues a odiar.