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Moví unas cuantas veces mis parpados antes de despertar por completo. Lo primero que mire fue el techo del hospital, poco a poco moví mi cuello al lado derecho hacia el sofa, creí que vería a mi madre al lado mío, pero no fue así.

Un pinchazo se hizo presente en mi estómago -- ¡A-Aay! -- chille quejandome del dolor.

Puse mi mano sobre mi estómago y con la otra hice presión para levantarme. Al sentarme sobre la cama intenté acomodarme, pero el dolor me lo impidió

-- ¿Que esta haciendo señorita? -- me pregunta la enfermera asustada. Deja una charola encima del velador junto a mi cama y rapidamente toma de mi brazo y luego de mi espalda. -- Debe recostarse -- me ordena amable.

la mire confundida -- Mi cuerpo ya se cansó de solo permanecer acostada -- le respondí. Y apreté mis nudillos.

-- Es por su bien señorita --me repite.

-- Lo haré con una condición -- la chantajeo.

-- ¿De que se trata? me pregunta.

-- Es sobre.. --

Me quedé con las palabras en la boca cuando la emocion de ella invadio la habitación.

-- Creí que era mentira que habías despertado -- me dice Lucia entusiasmada y con una sonrisa de oreja a oreja.

-- Ho-Hola -- le dijo con voz sarcástica pero tímida, encojo mis hombros

Camina a mi con los brazos abiertos y se lanza sobre mi, me apachar hasta dejarme casi sin aliento -- Me va-s a ma-tar -- dijo fingiendo ahogarme.

-- ¡Los siento, lo siento! -- decía una y otra ves.

-- Esta bien, ya cálmate -- le digo con gesto de comprensión.

Lucia se a convertido para mi como en una hermana. En el poco tiempo de tratar con ella me di cuenta que es una magnifica chica, practicante es como mi hermana perdida de otro tipo de sangre.

-- Lamento interrumpirlas, pero necesito checar su estado -- dice la enfermera eso hizo que nos separaremos.

Tras unos minutos de revisión, ¡Al fin la enfermera había terminado! No es que no me agradara ella sino que, tenia como un mal presentimiento. Ella termino de revisarme, pero como que no le parecía algo que estaba leyendo en la tabla medica y hacia gesto de disgusto.

-- Tendré que hacerle extracción de sangre -- dice de inmediato y saca una aguja y jeringa de su bata.

-- ¡Disculpe! ¡Pero no! -- digo molesta, frunci el seño.

-- ¡Pero señorita son ordenes del Doctor!-- me dice en tono de orden.

-- Me importa la ordenes de él, pero llevas aquí casi media hora y veo que estas asiendo lo mismo -- le doy mi punto de vista, ella me mira molesta pero luego como que se arrepiente y me regalara la sonrisa mas falsa que había visto en este lugar.

Ella no dijo nada y tomo sus cosas, al llegar a la puerta de la habitación me miro de nuevo pero no dijo nada y salio con expresión seria. Yo mire a Lucia y ella estaba aguantando las ganas de reírse, y así fue hasta que las dos dejamos salir la carcajada que teníamos reservada.

Me perteneces Donde viven las historias. Descúbrelo ahora