2.

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De nuevo habían tenido la misma discusión sobre “el amor propio” Steve enojado decidió salir de la casa del rubio, pero no todo le salió tan bien.

Mierda. Estaba lloviendo a cántaros.

Más su orgullo no le permitió volver a entrar a la casa, así que se quedó allí dejándose empapar por la lluvia por aproximadamente diez minutos, bueno, o hasta que Billy decidió mirar por la ventana principal.

El rubio alterado, abrió la puerta y tomó bruscamente la mano del castaño, adentrándolo de nuevo a la casa.

Lo tocó, estaba helado, sus labios comenzaban a tornarse morados por el frío, y su piel se había vuelto más pálida que lo normal.

¡Que carajos te pasa! Dijo en un tono alterado y con algo de miedo.

Yo...

¡No vuelvas a hacer eso! Rápidamente tomó una manta y se la colocó encima al castaño.

Perdona.

Tienes que cambiarte, estás empapado.

Yo... No tengo más ropa.

Pues por eso mismo yo te prestaré, tonto.

(...)

La camiseta le quedaba extremadamente grande, y ni hablar del pantalón, probablemente si no lo sostiene se le caería.

¡Billy no es gracioso!

Sí que lo es, princesa.

Deja de llamarme así.

Déjame pensarlo... No.

Billy notó que Steve tenía que sostener su pantalón o si no se le caería, le causó algo de gracia.

Aunque le dolía un poco que aquel chico bonito no fuera suyo aquella tarde.

self-love - Harringrove.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora