Ella es una mujer decida, fuerte y emprendedora. Esos tres adjetivos definían a la perfección a Amber Williams.
Caminaba decidida por el aeropuerto en busca de su maleta, era genial estar de vuelta, pensaba Amber. Tenía planeada tantas cosas buenas para su futuro, con su título de recién graduada en contabilidad de una universidad europea, un currículum impecable y un carisma que sabía ella que podía cautivar a cualquier persona en una entrevista de trabajo. Estaba decidida a buscar un trabajo de alto rango, quería ya ejercer su carrera como contadora de una empresa y ganar un buen sueldo, sabía que, si se lo proponía, lo lograría.
Al cabo de unas semanas de instalarse de nuevo en su país natal, Amber se dedicó a pasear un poco y disfrutar del aire libre, vagar por tiendas, reencontrarse con viejas amigas y ese tipo de cosas. Había estado demasiado tiempo encerrada o en su habitación o en la biblioteca estudiando, nunca salía, por suerte fue a una fiesta o dos. Nunca salió con chicos, no eran de su interés, aún seguía dolida por ese chico... ese chico el cual se prometió nunca mencionar su nombre en voz alta otra vez, o tan siquiera pensarlo o recordar su apariencia. El ex novio de Amber era un pensamiento casi borrado de su mente, incluso, ni siquiera se acordó de él cuando regresó, ni siquiera pensó en irlo a ver o darle una llamada anunciando su regreso, nada.
Luego de dos semanas de descanso las cuales Amber, cuando no estaba fuera tomando aire fresco, se encontraba encerrada para así adornar aún más su currículum y buscando entrevistas de trabajo.
Finalmente cuando llegaban los momentos de las entrevistas Amber se presentaba con seguridad y elegancia a estas, todas las personas que la entrevistaba quedaban sorprendidas por su impecable trayectoria de estudios, todo iba bien hasta que... le preguntaban qué experiencia laboral había tenido. No había tenido ninguna, se había quemado las pestañas estudiando para ser siempre la mejor de la clase, obviamente esto la hizo suprimir sus experiencias laborales, tenía un curriculum casi perfecto, pero le faltaba experiencia laboral. Esto hizo que Amber se quedara sin empleo ya que solo apuntaba a rangos prestigiosos sin experiencia alguna.
¿Qué iba a hacer? No la contrataban en ninguno de los lugares que se había propuesto a trabajar, eso sí, sabía que había otros lugares a los cuales aplicar y fácilmente la aceptarían, pero, quería empezar desde arriba, pero ella no sabía que los puestos laborales no funcionaban así.
—Amiga, no sé qué haré—le comenta Amber a su amiga Isabelle tomando un sorbo de su frappé en un café de la plaza. Isabelle era una amiga de confianza de Amber desde la preparatoria, esta se embarazó a temprana edad, terminó cuidando a su hija con su novio y trabajando en un supermercado.
—Amber, aún estás joven, mírame a mí, ya con 22 y tengo arrugas del estrés—Amber ríe un poco disimuladamente—. Tienes que empezar desde abajo, mírame a mí, empecé como cajera en un supermercado y ahora soy gerente... ah sí... y próximamente mamá otra vez.
—Espera... ¿qué? —pregunta Amber incrédula.
—Ah sí... aún no le digo a Ethan pero... estoy embarazada otra vez— dice Isabelle con un poco de rubor en sus mejillas y sonriendo.
—Oh Dios, pero... ¿no es muy pronto? ¿ se casaron ya?
—No, veremos su algún día me lo pide—dice Isabelle picarona.
Amber ríe un poco y le da algo de nostalgia, la Isabelle que había conocido en la preparatoria se había ido, ahora veía a una mujer madura y enamorada, a una mamá, y una chica emprendedora sin importar por todas las dificultades que pasó.
—Y cuéntame de ti... ¿y tu vida amorosa?
Amber se queda pensativa unos segunos... vida amorosa... hace mucho que no pensaba en esto desde él, sí, él, esa persona que se prometió nunca pronunciar su nombre en sus pensamientos, o tan siquiera con sus labios... pero al Isabelle hacer esta pregunta, la bella imagen de aquel castaño con ojos grises y penetrantes que la hicieron recordar como esos ojos la hicieron temblar y soñar en un momento hermoso de su vida.
Amber sacude su cabeza para sacar aquella imagen de sus pensamientos.
—Me enfoqué más en mis estudios mientras estuve en la universidad—dice Amber con una risita nerviosa.
—¿Y qué de...? — Amber sabía que iba a preguntar sobre él, lo sabía, y no quería.
—¿Dónde crees que pueda empezar desde abajo? —interrumpe Amber nerviosa a su amiga con la esperanza de desviar el tema.
—¿Qué? ¿De qué hablas?
—De: ¿dónde crees que puedo empezar a trabajar? No importa que sea en un puesto pequeño y que no tenga que ver con la contabilidad, necesito ganar dinero para pagar la renta—Amber habló con tanto nerviosismo que Isabella entendió que su vieja amiga no quería hablar de él.
—Le preguntaré a Ethan, él tiene algunos contactos.
—Gracias amiga, me alegra mucho volver a tenerte cerca— dice Amber con toda sinceridad.
Amber no tenía muchos amigos en su país natal, ya que no fue muy popular en su preparatoria y no se llevaba con casi nadie, ella era conocida como la misteriosa del salón, no hablaba con casi nadie y fuera de la escuela, tenía su vida aparte, era súper extrovertida y tenía una chispa espectacular, esto llamó la atención de Tiago, un chico 2 años mayor que ella que siempre se sorprendía a sí mismo mirándola en aquella clase de francés que tomaba los lunes y miércoles en la tarde. Tiago no se atrevía a hablarle a aquella chica de grandes ojos avellana y melena castaña... era muy hermosa para él, la quería para él, quería hacerla su novia, y lo hizo.
Tiago y Amber se conocieron cuando Amber tenía 15 y Tiago 17. Ambos empezaron a hacerse cercanos cuando por azar del destino les tocó hacer un proyecto en pareja. Desde ahí aquel par se hizo inseparable, eran los mejores amigos y luego... los mejores novios. Después de casi dos años de relación, Amber se gradúa de la escuela y se le da la valiosa oportunidad de irse a estudiar al extranjero, ella la toma, pero, no cree que pueda seguir una relación a distancia, pero, por Tiago, sí que estaba dispuesta, lo amaba.
Duraron un año intentándolo a distancia. En ese año Tiago viajó para sorprender a Amber, ambos viajaron juntos por una semana. Desayunaron juntos, se bañaron juntos y durmieron juntos. Ninguno de los dos había experimentado este tipo de cercanía con nadie más en el mundo, era único y hermoso tener la compañía del otro... pero... no todo fue color de rosas siempre.
No pudieron continuar.
La distancia... les jugó sucio y terminaron... amándose.
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Espero y les haya gustado. :)
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Mi ex es mi Jefe
RomanceAmber, una chica emprendedora que vuelve a su país natal luego de haber estudiado 4 años en el extranjero, regresa para buscar trabajo en una empresa con un puesto de alto rango, pero debido a su inexperiencia laboral, no consigue lo que busca, no o...