Sonaba una melodía, estaba metida en todos mis sentidos, retumbaba fuertemente en mi cabeza, en mis oídos, queria que parase fuera como fuera o estallaría en mil pedazos. Pum. Pum. Pum. Ritmo constante.
Abrí los ojos cogiendo todo el aire que parecía faltarme. Maldita alarma.
Eran las 8:00 de la mañana, nunca he conseguido acostumbrarme a madrugar, siempre me despertaba asustada y temblando por la jodida alarma.
Me levanté de la cama con los pelos totalmente enmarañados y sin un calcetín en el pie derecho, me quite el otro para igualar la temperatura y procedí a levantarme. Habia estado lloviendo toda la noche, me encanta el olor a tierra mojada, por suerte tengo unas ventanas bastante amplias y un paisaje precioso alrededor de mi casa, vivo a las afueras de la ciudad, en el bosque y esto es algo que me encanta por una parte, pero por otra siempre estoy distanciada de mis amigos, apenas quedamos una vez al mes por el tema de desplazamiento hacia la ciudad. De camino a la cocina como cada mañana Larry, mi perro, venía a saludarme, era un husky blanco con manchitas negras y los ojos turquesa, lo quiero con toda mi alma, es mi único compañero en la casa, vivimos solos el y yo. Me preparo el café y un par de tostadas con tomate restregado y jamón, miro a un punto fijo de la cocina, absuelta en mis pensamientos perdiendo la noción del tiempo, eran las 8:30 tenía una hora y media para prepararme para ir al trabajo y darle antes un paseo a Larry.
Miro mi pelo largo y negro en el espejo aun enmarañado y lo cepillo cuidadosamente para no hacerme daño por los enredos, una vez liso, cojo el delineador y marco una raya en ambos ojos, turquesas como Larry, me lavo los dientes, voy al cuarto y me pongo el uniforme del trabajo, un mono grisáceo, el cual odio porque me queda demasiado ancho debido a mi constitución de cuerpo, delgada pero con anchas caderas.
Trabajo en una granja cerca de casa, me dedico a alimentar a los animales y a limpiarlos, al principio no me agradaba mi trabajo, pero ya estoy acostumbrada y almenos tengo dinero para cubrir mi alquiler y necesidades, con algun capricho de vez en cuando. Le pongo la correa a Larry, que no para de dar vueltas emocionado por salir a dar su paseo matutino. Detras de casa hay un camino que lleva a un pequeño mirador, a diario voy alli con Larry, me gusta mirar el paisaje y ver como él salta entusiasmado tras los pajaros que se posan en el suelo de vez en cuando.
Hacía un dia nublado, con niebla por el suelo y mucho frío, hoy no se escuchaban a los pájaros cantar y apenas se veia el bosque ni las casas de los alrededores. Larry actuaba raro e inquieto, lloriqueaba y no parecía que le apeteciera jugar así que decidí volver a casa.
Comprobé que tenia las llaves de casa y todo lo necesario y me fuí al trabajo.
Mi jefe estaba esperandome allí, con una botella de anís en la mano, era un alcohólico y muy borde, ya de anciana edad, sus ojos escondían mucho sufrimiento y vacío, no le brillaban. Con la mano vacía me señalaba la manguera sin decir ni una sola palabra. Me tocaba limpiar la mierda, lo que mas odio.
Entré en el establo, enchufe la manguera y apunté hacia las enorme mierdas de los caballos, ni siquiera tenía mascara para evadirme del olor, las moscas no dejaban de revolotear encima de los caballos y las mierdas, alguna que otra se me posaba en la cara con esos pequeños restos de escremento entre sus alas, no podía darme mas asco. Una vez terminada la limpieza, tenía que cepillar y ordeñar a unas cuantas vacas. El día se me hizo largo pero porfin llegue a casa y me tire directa al sofá. 22:00 de la noche, apenas tenia apetito después del olor de esta mañana, no me apetecia mucho cenar pero me hice una sopa de fideos y me fuí directa a la cama, me tape con la sabana y Larry se subió para tumbarse cerca de mis pies. En la pared tengo una pequeña televisión colgada, me gusta ver antes de dormir alguna serie de anime, para conciliar el sueño.
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Sectas Del Universo
TerrorEl mundo esta apunto de cambiar, por la llegada de unos invasores desconocidos, dejará de ser tal y como lo conocemos.