Yo de grande

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Mientras veo como la gente pasa yo simplemente vago por los lugares dentro de mi mente, el sentarse en una banca esperando a que pase el tiempo ayuda a simplemente hacerlo, que tal si simplemente dejo de comer para ahorrar el dinero o simplemente sigo con mi sueño de ser escritor son pensamientos vagos que recorren mi cabeza uno cada vez más absurdo que el anterior, simplemente dejo a mi cabeza deambular como una persona que se ha dejado llevar por la corriente de este mar al que llamamos mente.

Acaso no es esto maravilloso, el poder dejar de lado tus problemas para pensar en cosas insignificantes, como la vez en la que alguien se metió en mi fila y pensé en sacarlo pero mi vergüenza me contuvo o la vez en la que vi a dos jóvenes besándose y recordé a mi yo joven sentado en un escritorio viejo mientras veía sus caricaturas teniendo 17 años, tal vez y solo tal vez en ese momento llegué a sentir envidia pues el calor que me inundaba en todo mi cuerpo era algo que era difícil de explicar o tal no lo hice y solo fue mi excitación.

Repentinamente abrí los ojos y allí estaba un hombre de mediana edad con cara de viejo, una cara en la que podías ver que era alguien sin metas, con sueños rotos que solo vivía el día a día evitando pensar que le depararía su futuro porque él sabía que nada bueno podía venir de él.

- Podrías quitar ese horrible espejo por favor

Lo dije, pero con un volumen lo suficientemente bajo para que el tipo chaparro y fuerte que descansaba de haber cargado el espejo no lo escuchara, pero lo suficientemente fuerte para que yo mismo lo escuchara y supiera que en realidad no era un cobarde. 

Yo de grandeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora