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Una chica se apareció en la tienda. Estaba yo sola, me ha preguntado si tenías Facebook -lo admito- no quise dárselo.
Por qué era una niña, y más por qué yo no sabía si te molestarías, pero tú solo dijiste "se lo hubieras dado".

Trabajaba para no dejarte solo.
Yo sabía lo que era estar sola, y no lo desee para ti.

Llego el día.
Me sudaban las manos.
Te dije que estaba bien por qué no quería que vieras mi miedo.
Estaba ahí sentada y te veía como acomodabas ese pequeño letrero de cartón escrito con tu letra. Yo sé que algo va a cambiar.

Ella apareció.
Yo estaba ahí sentada porque estábamos platicando antes de que apareciera y te pregunto del empleo,
mi empleo.
En ese momento pensé, ¿Cuándo había dejado de serlo?.

Tú dices que no lo recuerdas,
pero yo sí.
Tiempo atrás dijiste que no te caía bien por qué yo te dije que no me caía bien, yo sabía quien era. Yo sé, quien es.
Pero hora dices que nunca lo has dicho. No mientas, no digas que la mentirosa soy yo. Cuando el cobarde eres tú.
Por que yo nunca he olvidado ninguna de tus palabras. Y tú en cambio, has olvidado todo de mi.

La buscaron y la buscaron.
Perdí mi empleo. Y te perdí a ti.

Dos semanas.
Solos dos semanas más.
No me dolió el tiempo, me dolió el hecho de no poder pasarlo como antes.
Es que ella no se te separaba, era como una garrapata pegada a ti.
No te soltaba, te chupaba la sangre y te alejaba cada día más de mi.

 No te soltaba, te chupaba la sangre y te alejaba cada día más de mi

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Mil Veces Hasta Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora