Una chica, una mirada, una sonrisa.

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Un día en un pequeño pueblo llamado Nieve Blanca, vivía una chica de doce años, llamada Aurora, su padre, su madre y con su perrito.

Ella iba al instituto, está en primero de secundaria. Una noche estaba paseando a su perro ella sola, como de costumbre, pero aquella noche era diferente, había luna llena y una niebla un poco espesa, se puso una chaqueta encima de la que llevaba puesta, porque hacia un poco de frío. Llego a una banco en el que siempre al volver a su casa se sentaba en el, se sentó, miro su reloj y la dio un escalofrió, soplo un viento frío. Se fue a su casa y se fue a la cama después de una ducha caliente. Se quedo dormida, ella siempre tenía una lucecita encendida, pero no por miedo, sino por el antimosquitos. De una de las sombras de la habitación, salió un gato negro, se subió a su cama, miro a la chica y se bajo, se transformo en un humano, un chico un poco mayor que Aurora. Todas las noches hacia lo mismo y la observaba por horas, Aurora siempre tenía encima de su escritorio algún libro o algo que haya escrito ella, cada noche leía algo diferente, se sentó en la silla, encendió una pequeña luz en su mano "fuego fatuo", era como un pequeño fuego azul. Después de leer el libro que tenia encima de su escritorio, esperaba hasta que llegaran las siete y la daba un beso en la frente, y se marchaba, en la misma forma en la que entro, a las siete y media sonaba su despertador, cuando la chica se levantaba subía la persiana y abría la ventana, dando la bienvenida a un nuevo día y saludaba como todas las mañanas a aquel gato negro de ojos verdes que la saludaba todas las mañanas desde el tejado del vecino de al lado, su ventana estaba a un lateral de su casa, asique veía el tejado del garaje de su vecino.

Se cambiaba, se peinaba el pelo y se ponía una chaqueta, ese día estaba muy contenta, ya que al día siguiente era su cumpleaños. desayunaba un vaso de cola cao y dos magdalenas, cogió su bici y se marcho camino del instituto, las tres primeras clases pasaron muy lentas y aburridas, pero sin ella darse cuenta el gato la observaba desde un árbol que había al lado de una de las ventanas de su clase, a la hora del recreo se iba a otro árbol, donde pudiera verla y escucho que al día siguiente era su cumpleaños, cuando subieron a la clase, el gato volvió al otro árbol y se quedaba observándola; se quedo dormido. Tuvo un sueño precioso, en el que podía hablar y abrazar a la chica. Cuando sonó el timbre se dio un susto tan grande, que del salto que pego se cayó del árbol. Salió corriendo cuando vio que todos bajaban las escaleras. Pero el buscaba a aquella chica, y vio que estaba cogiendo la bici para volver a su casa, el gato siguió adelante lo mas rápido que pudo para llegar a la casa de la chica antes que ella. Logro llegar a tiempo y como siempre la esperaba en la puerta de su casa. Al llegar la chica, cuando aparco la bici, acaricio al gato y al abrir la puerta de su casa salió disparado su perro a saludar a la chica, el gato se subió a la mesa, que tenia la chica al lado, lo bueno era que el gato y el perro se llevaban bien. La chica entro en su casa y dejo en de las escaleras su mochila, luego puso a comer a su perro en el jardín y volvió a su casa, el gato la perseguía todo el rato, solo quería estar con ella, mientras la chica preparaba su comida, puso un cuenco de pan con leche para el gato, se lo dejo en el suelo al lado de la mesa donde ella iba a comer, encendió la tele para ver las noticias. Cuando acabo de comer se recostó en el sofá y el gato se subió al sofá y se acostó en su regazo y se quedaron los dos dormidos, hasta que sonó el teléfono de la casa, se despertaron de golpe, el gato cayó sobre el sofá y observaba como la chica hablaba por teléfono con su madre.

El secreto de las sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora