Un dia muy especial

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Aurora estaba acostada en su cama, pensando lo que la dijo su madre. Sin darse cuenta la callo una lagrima y se resbalo por la mejilla izquierda. No se creía que el día de su cumpleaños lo pasaría sola. A los pocos minutos se quedo dormida, y el gato apareció de entre las sombras como las noches anteriores, se quedo observándola hasta que se le ocurrió una idea. Salió de la habitación espumándose entre las sombras. Se dirigió hacia la orilla del rio más cercano y empezó a buscar, la flor más bonita que había visto nunca, el Iris. Cuando encontró la flor entre un montón, que florecían en aquella época, eran las cinco. Al ver que eran las cinco volvió lo más rápido que pudo a la habitación de la chica. Encima del escritorio había un cuaderno, el gato convertido en humano arranco una de las hojas para escribirla un mensaje. Escribió: “Felicidades mi princesa;)”. Dejo la carta con el Iris encima de su escritorio, la sabia que lo vería ya que todos los días lo saluda al abrir la ventana. Cuando miro el reloj de la habitación eran las siete menos cuarto, miro el despertador y tenía la alarma a las siete. La dio un beso en la frente y la dijo. – Felicidades mi princesa. – Se desvaneció  entre las sombras de la habitación. Un cuarto de hora después sonó su despertador y la chica se levanto muy contenta al pensar que cumplía trece años y sus amigas tenían una sorpresa para ella. Cogió su ropa y la dejo encima de su cama, levanto la persiana, y ahí estaba el gato esperando a darla los buenos días como todas las mañanas, desde el tejado del vecino. La chica abrió la ventana y saluda al gato, cuando al darse la vuelta se acuerda que tenía que meter el cuaderno que había encima de su escritorio, cuando fue a cogerlo vio la carta y la flor, la leyó y la leyó, extrañada miro fuera de su habitación y como dijo su madre no había nadie, fue corriendo a su habitación y miro a cada lado de la ventana, pero lo único que veía era el gato en el tejado del vecino ladeando la cabeza extrañado al no saber lo que la ocurría. Pensativa dejo la carta encima de su escritorio, cogió la ropa que dejo encima de su cama y se metió en el baño, abrió el grifo de la ducha y se ducho. Mientras el gato aprovecho para entrar por la ventana de la habitación; la chica seguía pensando quien podía haberla regalado esa flor tan bonita y haber escrito aquello, pensó que podía haber sido su padre ya que el año anterior la regalo dos rosas. Cuando acabo, se vistió ya l salir del baño ya peinada y arreglada, entro a su habitación y vio una bolita de pelo negra encima de su cama. Al darse cuenta de que era el gato, lo achocho con mucho cuidado de n espachurrarlo, lo soltó cuando se acordó de que le había comprado una cosa. Saco una bolsita de un cajón de su armario y de ella saco una pulsera morada con un cascabel dorado, la chica se dio cuenta de que no llevaba collar y le puso aquella pulsera. Le cogió y lo dejo encima de la silla de su escritorio, cuando hizo la cama  bajaron los dos juntos a desayunar. La chica cogió la flor y la puso en un jarrón con agua para que n se estropeara. La chica puso en un plato un poco del pescado que la sobro de la cena y se lo dio al gato y ella desayuno dos tostadas, cuando acabo salió al jardín a dar los buenos días a su perro y cuando volvió a la cocina para recoger el plato del gato vio que encima de la encimera había un almuerzo y al lado un sobre verde de sus padres. En el sobre había una carta que decía: “Buenos días cariño, sentimos mucho no poder estar contigo hoy y la semana que viene, pero teníamos que irnos por viajes del trabajo, pero te dejamos parte del regalo aquí, mira dentro del sobre. Cómprate lo que quieras. Feliz cumpleaños cariño”. Sus padres la dieron 50$ por su cumpleaños. Miro el reloj y se tenía que marchar, metió parte del dinero en su monedero, cogió la bici, las llaves y se marcho, el gato la perseguía como siempre y parecía que aquella vez presumía del collar que llevaba. Con ese collar sus ojos parecían aun más penetrantes. Se quedo todo el día mirando el collar y pensando que se lo había regalado Aurora. No dejaba de ver como todos sus compañeros la felicitaban y llego a ponerse un poco celoso cuando los chicos la felicitaban y la abrazaban. Pero el estaba feliz al pensar que le había regalado algo y poder pasar todos los días con ella. “Lo atesorare por siempre” pensó el gato.

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⏰ Última actualización: Feb 22, 2015 ⏰

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