New start

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Hacía una mañana espléndida en California. Se respiraba un aire fresco, no como en Texas, que todo era tan cotidiano y tan aburrido. Aquí, el tiempo era maravilloso, los pájaros resonaban entre sus majestuosas y icónicas palmeras, contribuyendo a la majestuosidad del paisaje. Mis manos comenzaron a temblar por el desafío al que me enfrentaba, moviendo demasiado las cajas de mudanza que sostenía, cosa que notó Lauren, quien me lanzó una mirada asesina. Fue entonces cuando recordé que había dejado de escucharla por cinco minutos seguidos. En realidad, nadie podría juzgarme, seguro que habría estado todo ese tiempo hablando de sí misma.

—¡Laia!—me exclamó, realmente molesta.

—¿Qué?—mascullé, fingiendo que no había notado nada raro.

—¿Acaso has estado cinco minutos seguidos sin escucharme?—exclamó, para mi desgracia. Se había dado cuenta.

—P-por supuesto que he estado escuchándote— respondí, poco convincente.

Me parecía todo tan emocionante, tan puro y nuevo a descubrir que no me extrañaba que me hubiera abstenido de lo que me rodeaba por unos instantes. Merecía la pena inspeccionar cada detalle, cada persona, cada edificio, paisaje...mucho más que escuchar la charla de mi amiga.

—Laia. ¡Es muy importante que escuches bien todo lo que te estoy diciendo! California es un sitio caro para vivir, y encontrar trabajo no es fácil. Se que ahora todo parece un mundo de rosas, pero debes aprender a ser autosuficiente, rápido—

—Lo sé, lo sé. Lo tengo todo planeado–dije, totalmente segura.

—¿Ah sí?— una carcajada salió de su garganta sin avisar. —¿Acaso has empezado a buscar trabajo?—

—Pues sí. Claro que sí. Pero no tengo prisa exactamente...

—¿Y que significa eso?—

—Bueno que...al ser la primera vez que viviré independizada de mis padres, ellos mismos van a financiarme económicamente por un tiempo. Ya sabes, para darme el empujoncito — dije, sabiendo que sonaba muy poco maduro.

—Bueno pues bien por ti, suerte que tienes unos padres demasiado comprensivos—masculló, lanzándome un dardo ardiente. —Por cierto, es aquí—dijo, mientras se dirigía a una bonita casa. Desde fuera, tenia ese aspecto moderno que pensé que nunca podría disfrutar, y algo se retorció en mi cuerpo.

—Tengo que terminar la maleta para mi vuelo, pero tú puedes ir a investigar un poco la ciudad. Nos encontramos luego aquí—me sugirió. Sabía que era exactamente lo que quería hacer.

—Ah, Lauren. Muchas gracias por dejar que me quede en tu apartamento mientras estas fuera. Eres la mejor—le agradecí con un abrazo. Era la primera vez que me mudaba sola a una nueva ciudad tras terminar mis estudios. Estaba aterrorizada, pero no iba a hacer que el miedo se apiadara de mi tan rápido. Afortunadamente, Lauren ya lo había hecho y ahí mismo, así que aproveché el momento y me vine sin pensarlo dos veces. Lo difícil además de adaptarme a vivir sola iba a ser encontrar un buen sitio para realmente independizarme y encontrar trabajo, ya que no tenía ninguna experiencia laboral. Mientras pensaba eso mismo, me di cuenta de cuánto había cambiado; antes nunca hubiera pensado hacer tal cosa, hubiera sido toda una "locura" en mi vocabulario.

—Todo por ti—dijo sonriente. Aquí tienes las llaves, nos vemos luego—dijo, ofreciéndomelas con una sonrisa. Lauren había sido mi amiga desde los seis años, cuando en el colegio me empujó y tuve dos puntos en la cabeza. Se podría decir que no era de mi gusto precisamente en ese tiempo, pero la amistad de nuestros padres hizo la nuestra posible. Supongo que ella también había cambiado.

Paseé durante una hora por los alrededores, simplemente observando. Cuando regresé al apartamento, me tiré más de siete minutos intentando hacer uso de la llave. Me tenía que ir acostumbrando. Pero finalmente se abrió y deje de sentirme estúpida para dejarme ver un espacio totalmente preparado para una persona como yo. Se trataba de una casa acogedora, con toques modernos. La primera habitación que logre pisar fue el salón, cuyas paredes verdes relucientes llegaron a captar mi atención de inmediato. De repente, escuché un ruido que provenía de unas de las habitaciones de la derecha. El sonido de agua cayendo, me demostró que se trataba del baño. Permanecí helada por unos instantes, ya que estaba escuchando a Lauren hablar por teléfono desde otra habitación. '¿Acaso había alguien más en casa?' Pensé, y me di cuenta de que mi amiga no me había comentado nada sobre ningún compañero o compañera de piso. Permanecí deliberando en qué hacer, y finalmente decidí inspeccionar aquel ruido. Me apresuré hasta el baño y descubrí una puerta entreabierta, perfecta para echar un vistazo, solo por curiosidad. Entonces, un temblor recorrió mi espina dorsal cuando me percaté de que un joven estaba justo saliendo de aquel baño y me había pillado con las manos en la masa, dándole rienda suelta a mi curiosidad. Estaba sin camiseta, solo una toalla separaba a mis retinas de una situación muy incómoda. Apreté mis dientes y maldije a mis adentros. 'Quizá Lauren me comentó algo acerca de él mientras caminábamos antes...' pronto esa idea vino a mi cabeza, y quise desaparecer. De su musculoso cuerpo caían aún gotas de agua y eso hacía que se viera muy esculpido. Su pelo realizaba espirales enloquecidas que caían en su frente cuidadosamente, y sus ojos avellana captaron los míos. De repente, la vergüenza subió rápidamente hasta mi cerebro y comenzó a controlar mis movimientos.

Parecía sorprendido, sujetando una especie de neceser en sus manos húmedas. Permaneció en silencio por unos segundos, posiblemente aguardando a una posible explicación. El era, lo que llaman, gloriosamente atractivo.

Al ver que yo no articulaba palabra, este comenzó a inspeccionarme de arriba a abajo, y su claro descaro parecía no sonrojarle en absoluto.

—¿Que observas?—vaciló, mientras se apoyaba en el borde de la puerta.

Entonces abrí mi boca para articular palabra, para explicar la situación, pero ninguna palabra parecía salir. Mi cerebro parecía haber dejado de colaborar, y seguramente me veía estúpida.

—¿Te gusta lo que ves, eh?—masculló, bastante orgulloso de si mismo. 'Vaya, la acaba de cagar' pensé, y resoplé algo decepcionada por sus palabras.

—Eh, lo siento—comencé por finalmente decir. —Pero, ¿se supone que tienes que estar aquí? Este es el apartamento de mi amiga. Nunca me dijo que tenía un compañero—me intenté explicar como pude. Se quedó mudo, e intervine.

—Voy a tener que llamar a la policía—le amenacé, algo asustada.

—Vale, esto está empezando a molestarme—dijo inmediatamente. —Una amiga rara de Lauren acaba de meterse en mi apartamento con sus propias llaves y después de haberme observado en la ducha, ¿viene a amenazarme con llamar a la policía? Increíble—dijo, y su discurso me dejó sin defensa. Entonces sacudió su cabeza algo enfadado antes de caminar en la dirección opuesta del apartamento. Me sentía frustrada. 'Me acababa de acusar de espiarlo mientras se duchaba, ¿pero qué se cree aquel cretino?' Pensé, y eso me hizo abrir la boca de nuevo.

—Escucha, lo siento—dije tras tragar saliva.

—¿Y eso por qué? Yo no lo siento—vaciló, y sonrió de la forma más fastidiosa posible. Este chico estaba intentando volverme loca. Me marché roja como un tomate hasta la habitación de donde provenía la voz de mi amiga sin mirar atrás, bastante malhumorada y avergonzada. Entre sin decir palabra y me senté en el regazo de su cama. Ésta abrió sus ojos con atención y me inspeccionó.

—¡Ya te he dicho que mi primo estaría de visita cuando no me estabas escuchando! Así que no me pongas esa cara—me regañó, acabando de cerrar su maleta.

—Pero creía que te referías a una prima, en femenino—le aclaré, aunque realmente sabía que no la había escuchado en absoluto.

—¿Y que más da que sea un tío?—exclamó, pasando de mi mientras preparaba sus cosas.

—Me da igual compartir el mismo techo con un tío, es solo que no con uno que se pasea medio desnudo por toda la casa—

—Oh venga ya Laia, no seas antigua—'Quizá tenía razón'

Just ROOMMATES 'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora