Nonsense

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—Hagamos un recap ¿vale? Colín, mi primo, como te comenté cuando no me escuchabas, acaba de volver de Europa. Se quedará aquí con nosotros hasta que se adapte. ¿Te parece bien?—me aclaró Lauren. Parecía fastidiada con aquello. Me pregunté si se llevaban bien. De todas formas, iba a ser algo temporal, ya que en cuanto encontrara trabajo me mudaría y además, no tenía por qué ser un problema convivir con el.

—Perdona Lauren. Es que nunca he convivido con nadie aparte de mi familia—me excusé rápidamente, algo avergonzada.

—Estarás bien, ya verás. El tendrá sus asuntos y tú los tuyos—

'Asuntos' me preguntaba a qué clase de asuntos se refería. Lauren continuaba encargándose su equipaje, cuando de repente, paró automáticamente, como si se hubiera acordado de algo importante.

—Supongo que te lo tengo que recordar de nuevo, en caso de que no te hubieras enterado antes—dijo, y la curiosidad acaparó toda mi atención.

—Colin... no es un gran tipo—comenzó. —De hecho, es gratamente conocido aquí por sus dotes de mujeriego—dijo, y estuve a punto de vomitar. Obvio. Arqueé una ceja cuando noté el fondo de su resignación con aquel chico. ¿Acaso no eran familia? ¿A qué venía tanto desasosiego con dejarle mal?

—Siempre se rodea con las chicas más guapas—

Dime algo que no haya intuido ya— insinué entre risas, ya que era bastante perceptible que ese tal Colin fuera tal que así.

—No en serio, Laia—me cortó, bastante seria. —Laia sólo... no caigas en sus juegos. Eres mi mejor amiga y no quiero acabar perdiendo nuestra amistad—

'Perdiendo nuestra amistad' aquellas palabras resonaron en mi cabeza por unos instantes. Estaba sin palabras, y bastante incómoda.

—¡Lauren, vamos! Me conoces, sabes que no es mi tipo—le aseguré.

—Lo sé, lo sé. Pero Colín tiene facilidad con las mujeres. Solo ten cuidado—insistió. Era absurdo.

—¿Y qué te hace pensar eso?—no pude morderme la lengua.

—Le conozco bien—dijo sin más, y su mirada se vio fija en un punto de la habitación.. Ya no me atreví a indagar más. —Me voy. Pásatelo muy bien, y llámame si pasa cualquier cosa—sonaba como mi madre, pero sabía que se preocupaba mucho por mi bienestar, así que la abracé muy fuerte antes de que se marchara finalmente.

Entonces me percaté de que solo se había despedido de mi. No podía dejar de pensar en lo que Lauren me había advertido. Era tan extraño su comportamiento. ¿Por qué pensaría que yo tendría algo con el?. Había piezas que no conseguía encajar, pero tenía cosas más importantes de las que preocuparme, como mi primera entrevista de trabajo. Pronto me veo sentada en la sala de espera de una gran oficina. Ya me imaginaba sentada en una de sus modernos despachos, recibiendo llamadas y teniendo a muchos trabajadores a mi disposición. La burbuja en la que mi mente se había incrustado se rompió cuando un hombre llamó mi atención.

—Laia, ¿verdad?—dijo, refiriéndose a mi. Era un chico alto y delgado, con ojos verdes y pelo despeinado, de no más de veintipocos. Se quedó analizándome unos instantes, ya que no reaccioné a tiempo. Su atuendo y el hecho de que fuera miembro de una gran empresa me atrajo bastante, y la vergüenza subió rápidamente hasta mi cerebro y de nuevo, volvió a controlar mis reacciones.

—Eh...sí sí, soy yo—

—Tú entrevista fue bastante bien—dijo, revisando algunos folios que traía consigo.

—Muchas gracias—dije, ya entusiasmada. Casi me sentí más relajada, viendo mi claro puesto en la oficina.

—Pero tengo que rechazarte—dijo, como un jarro de agua fría. Fue como si cayera desde la nube más alta del cielo, sin paracaídas y con mis fantasías cayendo conmigo.

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