(Bungou Stray Dogs le pertenece a Kafka Asagiri)
Los títulos de los capítulos son canciones de Naotaro Moriyama, si las buscan pueden irlas escuchando al leer y será más bonito y triste todo.
Ante la impresión de todos, Dazai había caído herido de muerte. El charco de sangre a su alrededor demostraba la gravedad de la situación cuando algunos llegaron a su alcance. Varios miembros de la Agencia de Detectives lo miraban con lágrimas en los ojos, mientras Akutagawa detenía a Atsushi, quien intentaba acercarse para ayudarlo. En total desesperación, Chuuya trataba de darle resucitación cardiopulmonar, prácticamente en vano.
—¡DAZAIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!
Pero Dazai no escuchaba nada de esto, ni veía a sus amigos sufriendo por su inminente muerte. Él caía en un océano sin fondo donde la luz de arriba se desvanecía. Era como viajar por el espacio, sin nada más que un final incierto.
—¿Así que esta es la muerte? Vaya, creo que no es tan mala... —se decía, cuando una voz en su mente le respondió...
—No lo es, porque vaya que es mala...
—Esa voz... —murmuró Dazai, al reconocerla en su mente—. ¡ESPERA!
—No me voy a ir de aquí... Hola de nuevo, Dazai... —dijo la voz, mientras todo se volvía negro a su alrededor, y finalmente, Dazai cayó sobre un suelo del mismo tono. De repente, el lugar se transformó y lo llenó un hermoso cielo dorado, mientras el fondo adoptó los colores de un atardecer estival, con tonos naranjas y ocres que combinaban a la perfección.
—Odasaku... —susurró Osamu, asombrado, poniéndose de pie y mirando frente a él a Sakunosuke.
—Ha pasado tiempo, ¿no crees? —comentó el pelirrojo, sonriente, pero no pudo continuar, porque Dazai se lanzó hacia él para abrazarlo de inmediato. Oda lo recibió y lo mantuvo entre sus brazos por un largo rato, en un silencio solo roto por la respiración agitada del detective.
—Odasaku, te extrañé tanto —susurró Dazai en su oído derecho, estremeciendo a su amigo.
—Yo también, Dazai, y mucho —respondió Oda, mientras ambos se miraban, llenos de sentimientos. Sin embargo, Osamu, percatándose de su atrevimiento, lo soltó y dio un paso hacia atrás—. Has crecido mucho.
—Es cierto, tal vez fue la leche que tomé para evitar quedarme enano y...
—Me refiero a ti, como persona.
—Eso... —dijo Dazai, asombrado—. ¿Me has visto?
—Cada día. Y créeme que tengo mucho que reprocharte también, comenzando por querer seguir con tus cosas suicidas.
—Pues ya no serán necesarias, ¿sabes?
—¿Por qué?
—Porque si te estoy viendo ahora, significa que ya estoy muerto, ¿no? Y entonces ya no necesito acabar con mi vida, porque ya estoy otra vez junto a ti... —confesó Dazai, sorprendiendo a Oda.
—En todos estos años, no has tenido un intento real de suicidio. No quieras engañarme.
—No lo hago. Solo decía que ya no necesito intentarlo realmente porque, ahora que estoy muerto, ya puedo verte, y eso es todo lo que necesitaba.
—No estás muerto, siento decírtelo.
—Entonces dejaré que pasen los minutos para que no puedan salvarme; es simple y...
—¡Déjate de esas cosas! ¿Acaso tienes idea de cómo están sufriendo ahora tus amigos porque estás al borde de la muerte?
—Me he intentado suicidar varias veces y no les ha afectado.
—Porque nunca habías estado a punto de morir. Mucho menos al querer suicidarte. No creas que puedes engañarme. Y no entiendo por qué.
—¿De engañarte?
—De que nunca has intentado en verdad suicidarte.
—Porque pensé que si tal vez acababa yo mismo con mi vida, no tendría el derecho de ir al mismo lugar que tú.
—¿Y ese lugar cuál se supone que es?
—El cielo. Porque no podrías ir a otro sitio que no fuera ahí —contestó Dazai con una ligera sonrisa.
—Pero sabes que en el pasado yo...
—¿Asesinaste gente? Lo sé, pero no imagino otro lugar para ti que no sea el cielo, con los niños y con ese curry tan picante que comías.
—Pues no sé realmente si estoy en el cielo, pero estoy con ellos, aunque aquí no comemos curry ni nada, por eso digo que no es tan bueno —dijo Oda, sonriendo también.
—Está bien. Después de todo, picaba demasiado —bromeó Dazai, y se acercó apenas a Odasaku, agregando—. Pero me alegra que estés ahí, y espero que ahora tú me lleves contigo.
—No vine a eso, Dazai.
—Entonces, ¿a qué vienes? Porque, ahora que te he reencontrado, no pienso regresar —respondió el castaño, cruzando los brazos, como un niño haciendo berrinche.
—Vine justamente para eso, para que regreses. Solo tú puedes hacerlo.
—Pues no quiero. Estos años esperé por esto, para no tener que provocarlo yo y no terminar donde tú, porque dicen que "matarse es un pecado". Así que, por favor, llévame contigo —replicó Dazai, con un tono triste, lo que conmovió a Odasaku, quien acarició sus cabellos, como hacía años atrás.
—En algunas cosas sigues siendo ese chico de dieciocho años que no mostraba esos bellos ojos que tiene. Ahora puedo mirarlos bien, aunque me es difícil alcanzarte, pero sigue siendo fácil leerte.
—No estoy bromeando, Odasaku.
—Ni yo. Ya te lo dije, no estoy aquí para llevarte conmigo, sino para hacer que cumplas tu tiempo donde estás. Hay mucha gente que te espera y que sufrirá si no regresas.
—Ellos lo entenderán, ¿Tú por qué no puedes entenderlo?
—Porque tienes muchas cosas por vivir aún. Y ellos son tus seres queridos y...
—¡¿Y tú qué?! —gritó Osamu, exasperado.
—No seas necio, Dazai. Este no es tu tiempo para estar aquí. Si no lo crees, mira cómo están —respondió Sakunosuke, y tras él apareció la imagen de todos rodeando a Dazai, llorando, mientras Chuuya, desesperado, intentaba revivirlo. La escena impactó a Osamu, quien, conmovido, bajó la mirada—. ¿Ahora comprendes?
—Lo comprendo, pero esto es lo que ahora quiero.
—No seas egoísta, entiende que...
—¡Y TÚ ENTIENDE QUE QUIERO QUEDARME CONTIGO! —gritó Dazai, desesperado, tomando la mano derecha de Oda, sorprendiéndolo.
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Oda a su cumpleaños... Odazai Bungou Stray Dogs FINALIZADO
FanfictionAl borde de la muerte, Dazai reencuentra a Odasaku... Y a sus sentimientos... Odazai Bungou Stray Dogs Spoiler alert: ten pañuelos a la mano [COMPLETO]