Cuando llegué al Coffee Fellows. Blaz estaba afuera. Se le veía tan bien, llevaba una camisa blanca con un estampado de Elvis Presley, pantalón negros, tenis negras y una chaqueta de cuero.
Cuando vio mi moto caminó hacia la orilla de la pista, donde me detendría. ¿Me reconoció?
Extraño
Cuando apagué la moto y me quité el casco, lo sostuvo para yo bajarme.
—Hola—le sonreí—y muchas gracias—
—Hola, ¿Cómo te encuentras?—hizo una pauso, miró mi vestimenta y luego volvió a mi rostro—te ves preciosa—sonrió gentilmente—
Pocas veces me sonrojaba.
Pero lo logró con su comentario.
—G-gracias, yo—respiré profundo para tranquilizarme y dejar de tartamudear—estoy excelente, ¿y tú?—y volví a sonreír con los labios—
—Desde ayer quería verte, y para serte franco estoy algo nervioso—mencionó—¿entramos?
—Entramos—dije
Nos dirigimos a una mesa frente a una ventana.
Llegó un mesero a los minutos y colocó dos platos con tazas de café a nuestro lado.
Perfectamente colocado.
Blaz movió su plato, su taza y cada cubierto desordenadamente, mientras me miraba.
—¿Estas bien, Blaz? ¿Te molesta el orden?—le pregunté, actuó extraño—
—Si, está todo bién. Solo está demasiado ordenado ¿Te molesta el desorden?—Me miró directamente—
—Oh no no, solo preguntaba—sonreí, y desvié mi mirada hacia la ventana—
Luego tuvimos una conversación muy amena, donde me contó acerca de su familia y un poco de su vida.
Vive con sus padres, y su hermana pequeña, no muy lejos del centro de Münich. Está estudiando arquitectura y lo más importante, está soltero. Tuvo una novia hace casi un año, sin embargo me contó que las cosas no terminaron muy bien. Sin entrar en detalles.
—Me gusta tu moto, también tengo una Harley Davidson, me esforcé mucho para comprarla—Su confesión me emocionó un poco, teníamos algo en común—
Más de lo que crees.
—¡Vaya! ¿Desde cuándo te gustan? A mí me gustan desde pequeña, cuando mi padre desmanteló su moto y prometió algún día regalarmela—nunca me sentía muy cómoda hablando acerca de mi padre, sin embargo con Blaz era distinto, él me inspiraba confianza.
—A mí desde hace casi un año. En realidad fue por la chica de la que te conté, mi novia—sonrió, mi ánimo cambió un poco—También le gustaban y prometí un día regalarle el último modelo. Pero como te contaba, no estamos juntos. Pero igual quise cumplir una promesa—se encogió de hombros—
—Nadie debería hablar de su ex en una cita, Blaz—Pensé
*Recordé un sueño*
El chico de mis sueños y yo estábamos sentados en la orilla del muelle, mi cabeza sobre su hombro, y nuestras manos permanecían unidas. Mirábamos hacia el horizonte, donde solo nos quedaba imaginar el final del lago.
—Aquí en donde pertenecemos, Liebling*, nosotros dos, solos—dijo él—
—Eres la única persona con la que puedo venir aquí y no tener malos recuerdos, ***—mi corazón se oprimió un poco—
No recuerdo su rostro, ni siquiera el nombre con el que lo llamaba. Los sueños con ese chico siempre estuvieron borrosos.
—Sabes, ya sé que voy a regalarte para navidad—dijo, me separé un poco y lo vi a la cara, lo veía muy borroso—
—No tienes que regalarme nada, ***, estoy bien contigo a mi lado—sonreí—ich liebe dich*—
—ich liebe dich auch*, pero prometo regalarte una Harley Davidson para navidad, sé que te encantan y que le tienes mucho cariño a la que te regaló tu padre, pero no será eterna—dice viéndome—
—No estoy pidiendo una moto, ***—dije, y miré nuevamente hacia el horizonte—
—Me agarró suavemente del mentón para que lo mirara—Lo sé pero quiero hacerlo, y ni tú ni tus berrinches van a impedirlo, Pardisse—sonrió y cuando iba a besarme—
*Desperté del sueño*
Liebling*: Cariño
ich liebe dich*: Te amo
ich liebe dich auch*: Yo también te amo
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EISENBERG | español ©
Teen FictionPardisse es una jóven que vivió toda su vida en Eisenberg, un pequeño pueblo apartado de la sociedad, los extranjeros no son bien recibidos ya que las personas que en este habitan son inusuales y se encuentran fuertemente influenciados por la superf...