Llegué a casa con toda mi ropa mojada, y mi mamá supo de inmediato que hice algo.
—¿Qué demonios hiciste, Pardisse?—Dijo—
—Robé un barco...—Me miró mal, muy mal—bueno técnicamente lo tomé prestado. Después lo dejé en un muelle antes de donde lo había tomado, con una nota de agradecimiento—
—¿Y qué salió mal?—Entrecerró los ojos ante la incógnita—
—¿Cómo sabes que algo salió mal?—
Te vigila
—La ropa mojada—señaló obvia—Tendrás que lavarla tú misma—
—La lavaré, no hay problema... Habían algunos policias rondando algunos muelles, buscaban el bote al parecer—Me encogí de hombros—lo vieron y tuve que lanzarme al agua—
—Suena divertido—Sé que estaba bromeando—espero que no te hayan visto, Isse. Mañana a primera hora nos iremos a Alemania—
—Fue divertido. Y lo sé ya quiero volver—yo hablaba mientras entraba a mi habitación—No me llames, no cenaré—y cerré la puerta—
Estábamos en el aeropuerto internacional de Münich, y estábamos pidiendo un taxi para ir a nuestro hogar.
—Quiero irme en tren—Le dije a mamá—
—Está bien vamos en tren, Süßigkeit*—
—No—la detuve—Quiero irme en tren, sola—
—¿Segura?—Preguntó y yo asentí—Está bien—Dijo un poco desconfiada—
Luego de que ella tomara el taxi y se fuera, caminé para agarrar el medio de transporte.
Estuve de pie poco rato, había una cantidad considerable de personas, esperando igual que yo.
Estaba más ansiosa de lo normal.
Una corriente fría de viento germano se encontró con mi rostro. Cerré mis ojos ante la agradable sensación y mi cabello rubio cenizo voló con el mismo ritmo de la brisa.
Mi momento de calma se vio opacado cuando unas hojas de papel chocaron en mi rostro y me vi obligada a sujetarlas antes de que el viento las volara.
—Demonios, lo lamento—me tensé—se me resbalaron de las manos—una corriente recorrió mi cuerpo y la voz del chico seguía resonando tras de mí—¿Oye estás bien?—
Me giré hacia él para observarlo. Era muy atractivo, y me resultaba conocido. Demasiado conocido.
Aclaré mi voz para no tartamudear— Sí, estoy bien—le sonreí, incluso cuando entreabrió su boca y agrandó sus ojos cuando me miró, yo no podía quitar mi vista de sus ojos heterocromáticos.
Su ojo derecho era la mitad celeste y la otra café, era realmente encantador e interesante. En cuanto al izquierdo era totalmente celeste, pero exageradamente claro.
—¿Nos conocemos de algún lado?—le pregunté cuando no me contestó nada más—
—Y-yo no lo sé—parecía sorprendido—no lo creo, pero dejame disculparme por el asunto de las hojas, te invito a un café—
Llegó el tren
—Tendrá que ser mañana, debo irme—le sonreí con amabilidad—¿vas en el tren?—le pregunté—
—No lo lamento—Yo empezaba a moverme dentro del tren mientras lo miraba—Me llamo Blaz—Alzó la voz—
—Yo me llamo Pardisse, ¿mañana en el Coffee Fellows? ¿Lo conoces?—le pregunte, alzando la voz, también—a esta misma hora—afirmé viendo mi reloj de muñeca—
—Lo encontraré. Mañana a esta misma hora—Gritó, sonrió y se despidió con la mano—
Yo hice lo mismo y sonreí genuinamente por el espectáctulo que armamos.
El tren cerró la puerta y reanudó su marcha.
Süßigkeit*: Dulzura
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EISENBERG | español ©
Novela JuvenilPardisse es una jóven que vivió toda su vida en Eisenberg, un pequeño pueblo apartado de la sociedad, los extranjeros no son bien recibidos ya que las personas que en este habitan son inusuales y se encuentran fuertemente influenciados por la superf...