Del aterrizaje hasta el aeropuerto de Barcelona no estuvo enterado hasta que un golpe en la mejilla lo despertó de un largo sueño que había sido profundo desde que habían despegado de Viena.
Sus vacaciones de temporada habían comenzado, y aunque había esperado no tener que toparse con sus compañeros de trabajo, Ignazio había elegido el mismo lugar para disfrutar sus días libres. Entonces ambos habían optado por tomar el mismo vuelo.
Golpeo de regreso el rostro de Ignazio, y este solo sonrió con burla.
El moreno tomó una botella de vino y se sirvió en una copa de la cantina del avión.
—He de admitir que me has dejado como pez fuera del agua, yo pensaba que te quedarías en casa. Incluso Gian se quedó en Roma. Porque no tendremos mucho tiempo antes de que tengamos que volver a estar de nuevo como lapas, uno detrás del otro.
Ni siquiera lo miró. Su amigo por lo general no era del tipo que se quedara callado en cualquier situación. Y como él seguía sin ganas de hablar, agradeció que el otro siguiera tomando su copa de vino sin insistir.
—Podrán bajar en un minuto. Espero su vuelo haya sido de su agrado, les deseo buenas noches.
—Gracias, Rami.—dijeron ambos a la vez.
Ambos se miramos, sonriendo un poco. Se sentía extraño estar juntos y sin Gian, aunque él tampoco fuera de muchas palabras y por lo general solo lo escucharan hablar cuando alguien le preguntaba algo o de verdad le interesara mucho el tema de conversación.
Por lo general, cuando viajaban, eran los tres. Y eso era así desde los dieciséis años. Pero cuando tenían sus vacaciones, ninguno de los tres hablaba en lo más mínimo. Y el día anterior Ignazio lo había encontrado pidiéndole a Andrea, su asistente, que le preparará el vuelo a Barcelona. Por supuesto que el chico más alto se había burlado, diciendo que no podía vivir sin él y su encantadora presencia, y cosas por el estilo. Pero al final habían optado por viajar juntos sin mucho jaleo.
Gian estaría riéndose en el momento en que se enterara, por supuesto. Aunque escuchar de boca de Ignazio que Gianluca se quedaba en Roma era extraño, pues él no desaprovechaba la oportunidad para irse lo más lejos de su madre y hermano; al igual que Igna.
Sin dudar, entendió que los papeles habían cambiado como si fuese una casualidad. Ahora siendo Piero el que huía de su familia.
—Y dime, Piero, ¿por qué Barcelona? En serio me mata la curiosidad de por qué no te has quedado en Italia. Eres muy hogareño.
Sonrió como niño cuando se sintió descubierto. Ignazio rodó los ojos, pero no volvió a decir más.
—¿Y tú por qué aquí?—El chico se puso de pie cuando la puerta de la avioneta se abrió. El de más altura le sonrió con coquetería y le regaló un guiño que le hizo comprender todo. —Ah, claro. Porque sólo aquí puedes decir que se te antoja "echarte un polvito" y sin que te manden al diablo.
Ignazio rió estruendosamente. Piero le siguió el paso cuando su amigo bajó las escaleras.
Solo esperaba que al salir del aeropuerto, no tuviera que toparse a su amigo por lo que restaba de su descanso. Necesitaba olvidarse del resto del mundo por esa semana, y aunque adoraba a su amigo, él era parte de eso que quería dejar atrás.
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QUALCOSA PIÙ DELL'ORO [Piero Barone]
RomanceAlexa Reyes tiene metas de vida que poco a poco, y con mucho esfuerzo, a logrado cumplir. Su inteligencia le ha ayudado a escalar por la vida; tiene el trabajo de sus sueños, está cursando la maestría en la universidad con la cuál siempre soñó estar...