Año 1991.
Los señores Mery y Rotber Myers vivían en una casa de campo, normalita pero bonita, algo alejada de la ciudad.
Rotber era muy posesivo, demasiado, sobretodo con su querida esposa. No la dejaba salir a la calle, por esa razón se mudaron al campo, ella era solo de el, y no quería a nadie más en su vida. Haría lo que fuese para que eso no sucediese.
Por otra parte, Mery era una dulce y amable mujer, comprensible y cariñosa. Ella sabía todo lo que pasaba por la cabeza de su marido, pero le daba igual, ella se sentía amada y era feliz así.
Un día, la pasión se apoderó de esa casita, logrando que aquella pareja no durmiese precisamente.
No hubo protección ninguna.
Unos días después, Mery se empezó a encontrar mal, tenía nauseas todo el rato.
Rotber no quería que fuese al médico, gente la podría ver, y solo el podía deleitarse de admirar la belleza de Mery.
Ella era realmente atractiva, de muy buen tipo, piel de porcelana, unos brillantes ojos azulados y un cabello azabache sedoso. Juntando sus carnosos y rosados labios y sus finas manos, aparentaba ser modelo.
Las nauseas seguían, pasó un mes, y ya no eran tan frecuentes, pero de la nada, el vientre de Mary empezó a aumentar.
Rotber se temió lo peor, fue corriendo a una farmacia y volvió con una prueba de embarazo.
Positivo.
Mery estaba embarazada.
La ira se apoderó de Rotber. El no quería un hijo, el no quería que Mery le prestase atención a algo que no fuese el. Mery era suya.
A Mery, por el contrario, le alegraba la idea de tener un hijo. Ella se sentía muy sola cuando su marido se iba a trabajar, no podía salir, y la ocupación de un hijo le agradaría.
Pero ella ya sabía que a Rotber no.
Con solo ver su expresión de pánico y enfado, lo supo al instante...
Ese bebé no sería feliz.
Meses fueron pasando, el embarazo proseguía saludablemente a pesar de los miles intentos de abortar lo por parte de Rotber.
Pegarle a Mery en el vientre, tirarla boca abajo con fuerza contra el piso, hacerla beber alcohol...
Muchos fueron los intentos por parte de Rotber.
Mery empezó a decaer emocionalmente. Cada vez estaba más triste, ella quería a su hijo, pero no se atrevía a decir lo.
Un día, se le escapó.
-Si fuera un chico, me gustaría que se llamase Damian. Que te parece?- Preguntó Mery a su esposo olvidando por un segundo el odio por parte de el.
Enfurecido, le golpeó a su esposa por tal aberración.
-ni se te ocurra pensar que ese asqueroso ser va a vivir-
Esas fueron las duras palabras que aportó Rotber hacia Mery, que débilmente se levantó del suelo y se fue a la habitación a llorar desconsoladamente por silenciosamente a la vez.
Empezaba a temer por el.
Temía por su hijo.
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thank you for reading!
-k i s s.
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Tom.
SpiritualLa historia de un chico atado a la tierra por venganza. AVISO- Violencia, tortura y palabras malsonantes están presentes en esta historia, por favor, lee con responsabilidad.