Instinto

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Advertencia: Ligera bestialidad. No llega muy lejos. Solo la primera escena
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~~~~Advertencia~~~

Gruñó con fuerza sintiendo un escalofrío recorrerle, miró hacia la luna y luego volvió a respirar profundo.

No pudo evitar pararse en dos patas, mirando con sus ojos dorados al veela que estaba sentado sobre el pasto con sus grandes alas blancas extendidas.

Se lanzó sobre él casi enseguida, apenas pudo escuchar el grito del hombre antes de que empezara a rasguñar y morder la tela, destrozándola para poder llegar a la piel.

El hombre temblaba, lo que hizo al lobo levantar la cabeza confundido. Olía a listo, estaba en su época de apareamiento ¿Por qué le tenía miedo?

Apoyó su cabeza sobre el pecho lampiño apoyando dos de sus patas sobre las alas para mantenerlo así, boca arriba contra el suelo. Podía sentirlo estremecerse y jadear, ese hombre lo necesitaba, lo necesitaba tanto pero aun así tenía miedo... no podía aparearse si su pareja tenía miedo.

Lamió su pecho antes de subir a su cuello.

⸺ Lupin...⸺ el hombre sollozó bajo y el lobo lamió sus lagrimas con cuidado, sus garras estaban clavadas en las alas pero estas no parecían maltratadas. Eran lo suficientemente fuertes para soportar ser sostenidas y eso hizo que un latigazo de orgullo lo recorriera.

Olfateó el ambiente, no había otra criatura que estuviera haciendo que su compañero se asustara.

¿Entonces que era? ¿Si no era él, que era?

Miró a los ojos grises del hombre, lamió su hombro corriendo su cabello con su hocico.

Se quitó suavemente notando los quejidos de su pareja, golpeó su costado con su cabeza para que se diera vuelta. Tal vez si tenía un dominio total lograría que dejara de tener miedo.

El veela hizo lo pedido, el lobo se puso sobre el casi enseguida reteniéndolo, oliendo y lamiendo su piel blanca sabiendo bien que no tenía que morder.

Bajó lo suficiente hasta llegar a su trasero, notó el jadeo y como abrió mas sus piernas para él. Lamió su entrada sin poder esperar para enterrarse en él.

Podía escuchar sus gemidos y leves sollozos, las alas temblaban con fuerza haciéndole entender que lo estaba haciendo bien.

Pero... el aroma a miedo no se iba. Y eso lo ponía de mal humor.

Gruñó alejándose, el veela se quejó pero el lobo se sentó gruñendo más hondo haciendo que la otra criatura se sentara.

El rubio se abrazaba a si mismo, con las alas desplegadas y arqueadas levemente hacia si mismo pero sin cubrirse. El aroma era abrumador, su compañero necesitaba ser llenado, necesitaba de él pero aun así...

Y entonces lo notó. El veela no había tenido tiempo de hacer un nido. No podían aparearse sin un nido donde su compañero se sintiera seguro.

Se acercó con cuidado y se acostó a su lado, el rubio se abrazó a su cuello ocultando su rostro en él cerrando mas sus alas para cubrirlos a los dos. El lobo lamió lo que podía de su piel.

Sabía que solo el humano lograría tranquilizar al rubio así que solo bastaba esperar a que la luna desapareciera, por mientras el mantendría a su compañero a salvo.

El veela no dejaba de lloriquear y acurrucarse, asustado y avergonzado, el lobo lamió de nuevo sus mejillas. No sabía porque el veela no había logrado hacer su nido a tiempo pero había ido a buscarlo y eso era suficiente.

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