It's just you and me (parte 1 y parte 2)

Capítulo 18 (parte I)

Un mar de mentiras y compromisos falsos.

***

La gente iba y venía a mi alrededor.

Iban a haber muchos paparazzis y entrevistadores en la entrada de la gala hoy y según mi madre, debía verme perfecta.

Me había dado una reprenda cuando vió el vestido que había elegido, aunque tuvo que aceptar que a pesar de lo "provocador" que se veía, era hermoso y se acentuaba a mi cuerpo como un guante.

La agente de comunicaciones que mi madre había contratado estaba recitandome la porquería que debía decir frente a las cámaras cuando Nicolás y yo confirmáramos nuestro compromiso.

–...no lo pensé mucho cuando le dije que sí y aquí estamos. Después le sonríes a tu novio y lo besas.– Parpadee analizando lo que acababa de decir.

– Clarissa, ni loca voy a hacer eso– Fijé mi mirada en mi madre. Desde el día que nos dijo acerca de este estúpido compromiso había perdido el derecho que la llamara madre, así que siempre la llamaba por su nombre y a ella le fastidiaba un montón.

– No seas irrespetuosa con tú madre, Liliana. Y lo harás. Es la mejor forma en que lo digan.–

Fruncí el ceño. Era la cosa más cursi que había escuchado.

– Disculpa, Clarissa, pero si piensas que también controlarás lo que digo estás muy equivocada.– Miré a la mujer que me recitó todo el cuento de lo que se suponía que debía decir – No necesitaremos de tus servicios, sé hablar frente al público y puedo hacerlo sola.– Sostuve el "Lárgate" porque ella no tenía la culpa de las estúpidas ideas de mis padres.

– ¡Liliana!– escuché a mi madre gritar.

Cerré los ojos con fuerza recuperando cualquier pizca de paciencia restante que me quedara para contenerme frente a las personas a nuestro alrededor.

– Puedes retirarte– Abrí los ojos y observé a la mujer – Y no te preocupes por tú paga, la recibirás.– aseguré

La mujer asintió mientras tomaba sus cosas a toda velocidad y desaparecía de la habitación.

– ¿Está bien así de apretado?– La otra mujer que me peinaba preguntó y yo asentí en respuesta.

– ¿Qué crees que estás haciendo, Liliana?– Clarissa se puso frente a mi, furiosa.

– Haciendo lo correcto.– Respondí con obviedad.

– ¿Lo correcto? ¡Has echado a la agente de comunicaciones!–

– Porque no la necesito, Clarissa. Ni loca dejaré que alguien me diga lo que tengo que hacer o decir. Ya bastante tengo permitiendo que todo esto esté sucediendo– La fulminé con la mirada, retandola.

La puerta de la habitación de invitados en la que nos encontrábamos fue abierta y pude distinguir a mi hermana  en un vestido corsé, sin mangas y de tela fina, color rosa palo. Su cabello estaba bien peinado hacia atrás estando suelto y lacio por completo. Se veía muy bonito.

– ¡Díos mío! ¡Te ves preciosa!– Exclamó ella.

Le sonreí agradecida. – Tú también te ves preciosa, Belle.–

Mi hermana sonrió orgullosa – ¿Verdad que sí? Me encantó este vestido.– Se miró el vestido y dió una vuelta.

Reí divertida y asentí.

El carraspeó nos interrumpió a ambas y enfocamos nuestras miradas en la causante.

– ¿Qué haces aquí, Isabelle?– mi madre preguntó con dureza.