「Isabella」—¿Denuevo vos llegando a estas horas y más encima borracho?— Escuché gritar a Lucia, mi madre, la cual se encontraba en algún lugar de el departamento discutiendo con Felipe.
—Callate Lucia, vos no me digas nada, que cuando vos salís a emborracharte yo no te reclamo nada— Respondió mi progenitor gritando, se le escuchaba la voz corrida, lo que indicaba que se encontraba borracho.
Me levanté, me vesti e higenise, haciendo mi rutina de todos los benditos días, desde que tengo memoria vivo en el mismo departamento, en la misma ciudad, voy a la misma escuela, la cual odio por motivos
muy desagradables.Uno de esos motivos es que todo el colegio se enteró que mi ex novio me engañó con mi mejor amiga.
Desde hace un año que ocurrió todo eso, me dejó muy mal, porque todas las personas en quien yo confiaba me dieron la espalda y con eso descubrí que las amistad es una farsa y que sólo te utilizan, para luego desecharte y pisotearte.
Todo esto me dejó muy mal, ya que comenze a tener problemas con mi autoestima y con mi forma de ser, lo que me llevo a ser la rarita de la secundaria.
La perdida de amigos y la soledad me llevaron a cuestionarme a mi misma, cada día me encuentro un nuevo defecto, me llevo a no sentirme bien conmigo misma.Me estaba colocando el uniforme para ir a la secundaria, me quedan solo cuatro meses y me libero de todo, eso es lo único que me mantiene viva, sino ya hubiera intentado atentar contra mi vida, desde hace unos meses que me he cortado los brazos, tratando de desahogar mi dolor y desagrado hacia mi misma.
Estaba haciendo lo normal lavarme los dientes, maquillarme un poco, peinarme, cuando se comenzaron a escuchar nuevamente los gritos de mis creadores, realmente no entiendo como o porque siguen juntos, cada vez que se hablan pelean o solamente uno de los dos desaparece de el departamento por unas horas e incluso días, para así evitar al otro.
Guarde todo lo que me faltaba en mi mochila y salí en silencio de el departamento. Corrí hasta el ascensor el cual se estaba por cerrar completamente, pensando en que no alcanzaría a subir, por suerte un pibe con su brazo impidió que este se cerrara
—Gracias— Agradecí cuando ya me encontraba dentro de el ascensor.
—De nada— Respondió el dedicandome una sonrisa de boca cerrada.
Me quede mirando al pibe, el cual tenia sus facciones marcadas, era alto, llevaba una remera que si respiraba profundo se le marcaban los abdominales, tenía el pelo morocho con unas pintas de naranja y rosa creo, no lo alcance a distinguir bien por las luces de el ascensor que me encandilaban y no me permitían divisarlo bien, tenia unos ojos azules muy profundos y un piercing en la ceja derecha, cualquiera diría que eso es de turros pero a mí me pareció que se veía muy fachero, el solo me dio una mirada un tanto incomoda, quizas le molesto que lo haya inspeccionado descaradamente con la mirada, en realidad a quien no le molestaría eso.
Llegamos a el primer piso y en eso yo salí bajándome un poco la pollera que me quedaba algo corta y colocando mi mochilas para tapar mis piernas y me dirijo a pasos lentos a la secundaria.Mi celular comenzó a vibrar indicándome que me estaban llamando, lo tome mirando la pantalla, la cual me hizo sacar una sonrisa al ver el nombre de la persona que se encontraba llamándome.
—Agus— Escuche la voz de mi mejor amigo pronunciado mi segundo nombre, el sabe perfectamente que no me gusta que me llamen así, pero el lo hace solo para fastidiarme.
Mariano es mi mejor amigo, el único que siempre estuvo hay, lo conozco desde que tengo uso de razón y ahora lamentablemente no lo veo desde hace ya dos años, porque en cuanto cumplió los dieciocho se fue a trabajar a Chile , en la empresa de su padre.
—Gaston— Saludé, a el tampoco le gustaba que lo llamara así.
—¿Como está la hermanita mas hermosa?— Pregunto con un tono dulce, la mayoría de las veces nos tratábamos como hermanos.
—¿Igual que siempre y vos?— Seguía caminando lentamente, divisando la secundaria a unas cuadras.
—Bien, sabes te tengo una sorpresa— Se escucho su risa de el otro lado de la línea.
—¿Posta, que cosa?— Pregunté intrigada con una sonrisa amplia en la cara, el saber que aún que no nos veamos igual piensa en mí me hace muy feliz.
—No te puedo decir— Respondió rápidamente con su característica vos ronca.
—Decime— Suplique haciendo un puchero, sabiendo perfectamente que el no me podía ver.
—No te voy a decir— Volvió a negarse a mí petición, haciendo que yo agrande el puchero —Y deja de hacer puchero— Al escuchar eso mire a hacia todo lo alrededor, comenzando a sospechar que Mariano me estaba viendo, cosa que no era muy posible, solo alcanzar a divisar a cuatro perdona caminar por otra calle y nadie más.
—Después te llamo, ahora vete a clases— Termino de hablar y corto la llamada dejándome con las palabras en la boca.
Seguí caminando hasta estar a unos pasos de la entrada de la secundaria, di un suspiro prolongado antes de entrar, sabiendo lo que me esperaba.
—Isabella...
Holaa, dejo este capítulo acá y me voy.
Cuénteme qué les parece :(.