La mano derecha y RavenShifter

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La mano derecha de Healer.

                                   Pía;

Fui reclutada por aquel hombre, prometió darme la venganza que tanto quiero contra aquel juez que me sentenció. Lo único que pedía a cambio era ayudarlo con su propia venganza, decía que era algo difícil y monumental. Así que trajo a otros tres del mismo psiquiátrico del que yo venía, en mi vida jamás los había visto. Pero parecían ser peligrosos. No tengo nada que perder.

El juez de mi sentencia ignoró que mi padre y su amigo intentaron violarme. Se lo dije mil veces en mi declaración, aquellos cerdos siempre me tocaban, abusaban de mi, y ese día fue el último en que lo permitiría.
Las evidencias mostraban que yo me estaba defendiendo de aquellos sujetos, yo sólo no quería ser violada una vez más. Cuando mi padre me llamó yo presentía lo que quería, tuve miedo, tuve mucho miedo pero si no bajaba las escaleras él iría por mi. Cuando estaba en la cocina con ellos, mi padre me dijo que debía quitarme la ropa y dejar que su amigo me hiciera lo que quisiera.
Estábamos pasando por un mal momento económico, pero mi padre no debía venderme así, yo creí que era su bebé, que él cuidaría de mi cuando mi madre murió.
Al negarme, mi padre me golpeó directo en el rostro con el puño cerrado, se levantó y le dijo a su amigo que me tomara ahí mismo, las manos sucias de aquel tipo, estaban frías, las sentía recorrer mi entrepierna. Yo sólo quería llorar, fue en ese momento, en ese justo momento cuando algo dentro de mí cambió, le mordí el cuello y creo le arranqué parte de la piel. Se tiró al suelo sujetando la herida mientras gritaba, lo disfruté hasta cierto punto, la carne no sabía tan mal y verlo retorcerce en su sangre me inspiró más. La mirada atónita de mi padre me dio tiempo de tomar el martillo de la alacena y soltarle un golpe certero a mi padre en medio de los ojos, justo donde él me golpeó antes. Se escuchó como una cáscara de huevo al romperse, hizo un sonido crudo, se estaba ahogando con algo, supongo era un hueso que le tiré del cráneo. Seguidamente le solté diez martillazos más al amigo mientras mi padre se seguía ahogando en su poca hombría. Era uno tras otro tras otro, cada golpe sonaba más líquido que sólido, y yo lo disfrutaba. Levanté mi mirada y mi papi intentaba pedirme piedad, lo tomé por el cuello y le dije; "tendré la misma piedad que tú tuviste conmigo". Le clavé la parte de atrás del martillo en el cuello, le arranqué la yugular y le di cuatro golpes más en la cara para rematar.
Todo lo hice en mi defensa, pero aquel juez no lo vio así, cuando me sacaban de la sala de juicios miré a aquel tipo a los ojos, sin decirle nada le dejé claro que vendría, algún día, por venganza.

Hoy es ese gran día.

Se acercó a mi el tipo que me sacó del manicomio, ni si quiera me interesa saber cómo lo hizo, el lugar era de máxima seguridad, y me dijo:

"Es un placer conocerte, Pía, me presento; mi nombre es Healer, estoy aquí para cumplir tu deseo de venganza. Sé por lo que pasaste, sé que eres inocente, así que yo te daré tu libertad y la oportunidad de asesinar a aquel juez, lo único que pido a cambio es un último trabajo, que me ayudes a asesinar a alguien. Luego de eso, ni la policía ni nadie te buscará, tendrás una nueva vida, y el juez que te sentenció no vivirá un día más."

— Por supuesto que acepto, no sé quién eres pero me ofreces más de lo que podía aspirar en mis años de sentencia. Considereme un siervo fiel, seré su mano derecha.

                                      RavenShifter

Soy una asesina en serie, jajaja, mi nombre apareció en noticieros, en el periódico, Internet.
Todos me conocían como la asesina de las rosas aunque yo prefiero el nombre de RavenShifter. Todo pasó muy rápido, no tuve tiempo de crear un nombre artístico, simplemente nací de las cenizas y la gente fue quien me bautizó.
Se me acreditan en total 36 muertes, no las tenía en cuenta pero creo que eran más. Al menos unas 50 o 60, pero muchos de los cadáveres se deshicieron con el fuego.

Mi niñez no fue lo que soñé, desde los 12 años pase de albergue en albergue. Nadie me soportaba más de un mes, la gente en general me fastiadaba así que desarrollé una manera brusca de tratar a las personas.

Solía ser hermosa en mi adolescencia, muchas personas me envidiaban, en especial las esposas de los sujetos con los que me metía. De igual manera sólo me importaba el dinero, así que a esas zorras se las podía llevar el demonio, no me interesaba.

Un 13 de mayo, salíendo de mi casa, un bastardo con el que solía mantener relaciones llegó con su zorra esposa, la muy loca me arrojó ácido, en mi maldita cara. Desfiguró lo único que tenía, lo único que me daba de comer, la muy perra, maldita imbécil y su asqueroso esposo, me la van a pagar, algún día.

Tuve que ocultarme por años y años, dejé de salir de mi casa, tenía miedo de las burlas, mi hermoso rostro había quedado espantoso, daba miedo. Las burlas de la gente aumentaban más mis deseos de venganza, de matar. Arrasé con todo el pueblo, niños, adultos, todos eran destripados por mis manos. Disfruté cada cabeza que rompí, cada pie que partí, cada cuerpo que quemé. Solía coleccionar restos de las personas a las que asesinaba, construí una máscara con el rostro más hermoso del pueblo y ahora es mi única compañía. Pero mi objetivo principal es matar a aquellos dos que arruinaron mi vida, y hacer una máscara con el rostro de la mujer que me echó a perder, luego, asesinaré a todas las mujeres del mundo para llegar a ser la única, y la más hermosa del mundo, eso, jajaja eso será lo que haré y con la ayuda de este tipo alcanzaré mi objetivo.

Me llevó a un tipo de mansión, con acabados antiguos, parece que tiene bastante dinero. A su lado había una mujer, maldición, la odio, es muy bella, si no estuviera con él, ya la habría asesinado también, pero tal parece que debo aguantarla, al menos mientras termina todo esto.

— Me presento

Dijo el tipo ese.

— Mi nombre es Healer, sé qué pasó contigo, leí todo tu expediente y sé que mereces esa venganza, la deseas con todas tus fuerzas.
Y para eso te traje acá. Lo único que pido es un último trabajo; asesinar a alguien más.
Después, serás libre y como adición, antes de comenzar con mi misión, te llevaré ante la mujer que te atacó y con su esposo, los tendrás como puercos amarrados frente a ti, y podrás hacer lo que desees con ellos.

Pues, no suena mal.
Respondí
No suena nada mal, aunque si esto es una puta trampa, créeme que tú y tu noviecita pagarán las consecuencias.
(Hasta cierto punto el tipo era atractivo. O al menos lo que se veía fuera de la máscara).

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