DÍA 07

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Mañana de domingo, era algo tranquila a comparación de los días pasados de la semana, Richard estaba jugando la X Box con Christopher, mientras Erick se encontraba en el jardín, estaba leyendo un libro, "Los hornos de Hitler", parecía entretenerlo, ya que llevaba paginas leídas ese mismo día y parecía no parar y que no pararía.

O al menos solo pararía para beber un poco de agua, se puso de pie y observó la sala, algo extraño pasaba, solo estaban Richard y Christopher, ¿Qué pasaba con Zabdiel y Joel?

— ¿Y los otros? — preguntó Erick interrumpiendo a sus compañeros.

— No sé, no los he visto salir de sus habitaciones, quizá sigan durmiendo — respondió Christopher sin prestar mucha atención.

— ¿Durmiendo? ¿A las doce del día? — esa última pregunta se la había hecho para él.

Decidió no prestar importancia, quizá esos dos tenían la horrible costumbre de dormir todo el día del domingo, Erick lo veía como pérdida de tiempo y dolor de espalda a largo plazo, así que fue por su bebida y regresó al jardín.

Lo que no sabían era que Zabdiel había ido a la habitación de Pimentel a altas horas de la madrugada, necesitaba saciar sus ganas que tenía desde su encuentro nocturno en la sala. Joel no podía defender nada, ya que cuando el más alto entró a su habitación, este aún seguía despierto y con una gran erección, necesitaba contacto físico y Zabdiel se había ofrecido.

Habían pasado toda la mañana acariciando sus cuerpos, ya que aún no se habían decidido hasta donde llegaban sus ganas de tocarse físicamente, hasta que Zabdiel le había pedido a Joel que le hiciera lo mismo que aquella mujer mayor hace años, De Jesús quería volver a experimentar el beso negro.

Pimentel lo había dudado al principio, pero igual sabía que quería hacerlo, no es como si no lo hubiera hecho antes, claro que en ese entonces lo había hecho a chicas, pero Zabdiel era lo más cercano que tenía en ese momento.

Entonces fue que Zabdiel se puso en cuatro sobre la cama del castaño, abriendo un poco sus piernas, Joel miró aquel agujero que llamaba palpitante por él, sabía que al principio le daría asco, así que dejó de pensar en eso por un momento.

Masajeó su pene mientras se inclinaba poco a poco, su lengua estaba lista para el contacto, Zabdiel esperando por aquella sensación, moría de ganas por sentirla nuevamente, y fue así como la lengua de Pimentel se encontraba entre las nalgas del mayor, lamiendo de arriba abajo, de un lado al otro, haciendo presión con ella.

Recargó sus manos sobre aquellas nalgas de gran tamaño, Joel debía ser sincero consigo mismo, Zabdiel estaba más nalgón que con cualquier chica con la que hubiese estado antes.

Volvió a hundir su lengua entre ellas, esta vez disfrutando del momento, mientras De Jesús balbuceaba cosas sin sentido, los gemidos comenzaban a sonar más alto y era de preocuparse, así que dejó de lamer, para dar un beso en la nalga izquierda del chico teñido, después subió aquellos besos a la espalda, subiéndose poco a poco al cuerpo del mayor, sus labios llegaron lentamente hasta el cuello de Zabdiel, mientras su longitud friccionaba palpitante en el trasero del antes mencionado.

— Extrañaba la sensación — balbuceó Zabdiel entre sus jadeos — eres hábil con la lengua.

— ¿Si? — preguntó Pimentel mordiendo su oreja — ¿Qué más? — preguntó — dime más cosas.

— Creo que no estoy listo para el siguiente paso — confesó Zabdiel.

— ¿Por qué no? — rio el castaño — ya te lubriqué.

— Creo que haré mucho ruido — susurró — los chicos están afuera.

— Vamos, solo la puntita — suplicó agitado.

— ¡Joel! — se quejó Zabdiel, si quería sentir esa sensación, pero no era el lugar indicado, no con los chicos en la sala.

— Está bien — se bajó del cuerpo del mayor — tú te lo pierdes.

Pimentel se puso de pie, observando a De Jesús aún en esa posición tan expuesta.

— Tu no irás a ningún lado — avisó Zabdiel poniéndose de pie para lanzar al menor sobre la cama

— Creí que se había terminado — respondió

— Quiero que también tú lo sientas — susurró Zabdiel.

— ¿Qué? — rio — no estoy seguro de eso — dijo Joel.

— No te estaba preguntado

Joel se dio vuelta quedando sobre su pecho y su abdomen sobre unas almohadillas, su sonrojo era perceptible a kilómetros, se sentía avergonzado consigo mismo, se sentía desprotegido, sobre todo cuando sintió una de las manos de Zabdiel soltar una palmada leve sobre su nalga, provocándole un ligero chillido.

Zabdiel fue delicado, a diferencia de Joel, su lengua hacía movimientos circulares, dejando besos en cada oportunidad que tenía, los gemidos extasiantes del rizado estaban haciendo eco en todo el cuarto, pero a Zabdiel no pareció importarle, ya que él continuaba su labor.

Pimentel cambio su posición, esta vez para quedar recostado boca arriba, quería masturbarse y ver a Zabdiel hacer lo mismo, su hombría poco a poco se desvanecía entre esas escenas del macho desnudo frente a él, el sudor en su frente resbalando por el contorno de sus mejillas, aquel olor peculiar a sudor, a sexo.

Sus miembros se sentían que explotarían, pero era solo la sensación del placer materializándose en chorros de semen que brotaron sobre su pecho y abdomen. Zabdiel al sentir que el clímax llegaba, se acercó a Joel y aquella intensidad manchó el abdomen del menor.

Ambos se miraron con sonrisas y culpa a la vez, sabían que eso estaba siendo grabado, pero no les interesaba, eso lo hacía más morboso, y les gustaba.

Intenta no volverte gay - CNCO -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora