Todo era como cualquier día, a quien miento, estaba caminando por el parque y hacia un sol de lo más fuerte. Había salido de la escuela, tenía mi pelo alborotado, la falda arrugada, la camisa medio afuera, las medias abajo y bueno las zapatillas todas pisadas; no era la popular de la escuela, pero tampoco la don nadie, pero era como una clase promedio, ósea normal, en cambio que cada vez que me pasaba algo todos se me quedaban viendo como ¿Qué hice para sufrir así? Porque que te llamen de la dirección en mi colegio, es como decir que hiciste algo indebido y te van a expulsar aunque no es así, solo me llaman por mi promedio (que por cierto es un asco). Me senté en una banca, no podía seguir caminando con el sol fuerte de las dos de la tarde más o menos, saque de mi bolso un cuaderno, ese cuaderno es donde escribía todas mis ideas como escritora, aunque no profesional recalcando el asunto.
Como a una banca de distancia había un chico de mi escuela sentado, lo reconozco compartimos el mismo salón pero no el mismo grupo de amigos, fijo mi vista de nuevo a mi cuaderno, era de color azul claro, con dibujos de flores y arcoíris, pero estaba destrozado, tantos años que lo utilice todavía el cuaderno no se ha desplomado entre mis manos. Alguien se sienta alado mío, no le prestó atención porque comencé a escribir, atenta a lo que estoy escribiendo no percibo que alguien estaba viendo lo que escribía si no fuera porque esta encima de mí y su sombra de ve reflejada en la pagina.
- ¿Se te puede ayudar en algo?- pregunto, eso hace sobresaltar a mi compañero, que es la persona que se sentó alado mío.
- No nada, bueno si una pequeña pregunta ¿Para qué clase es lo que andas escribiendo?- me pregunta interesado.
- No es para ninguna materia, es para mí misma, es algo que hago por diversión- le respondo.
- ¿Entonces...?- dice para ver qué es lo que ando haciendo o para que, para ser más precisos.
- Me dije a mi misma que no se lo diría a nadie- le digo, el no está muy convencido a que le responda solamente eso.
- Pero anda, mira no se lo voy a decir a nadie- me promete con una cara de puchero, yo me rio y niego con la cabeza.
- Es algo privado entiende, algunas cosas son mejor no decirlas porque después alguien sale lastimado- digo, el frustrado de nuevo a lo que digo se aparta un poco de mi- ¿Desde cuándo te interesa lo que hago, Renato?
- Desde que te pasaste toda la clase prestando atención a la ventana, ni te diste cuenta cuando hablaron de los proyectos...
- Si me di cuenta, estoy contigo y con mi amigo Thomas, mañana que es viernes nos vamos a reunir en la cafetería, para hablar del tema empleado para el proyecto- digo dejando boquiabierto a Renato.
- Vale como tu digas- se levanta de la banca y me mira- No se te olvide que mañana después de clases, okay.
- Si, si, si, vale tranquilo.
El se va de ahí con su cabello castaño bien peinado y sus ojos grises fijados en su teléfono que tiene en la mano, yo niego riéndome, Renato era muy peculiar, y eso era lo que más me agradaba de él. Sigo con la vista puesta a lo que estaba escribiendo y sigo.
