Al día siguiente...
Estaba en camino hacia la escuela, mi cabello castaño agarrado con una coleta, ahora si estoy bien arreglada. Caminaba tranquila hasta que el teñido de mi amigo Thomas me asusta, yo lo veo mal y el anda partiéndose de la risa, por lo que paso ahorita. Yo me paro y le doy un leve golpe en a cabeza, el se soba y hace un quejido.
- Eso te pasa por asustarme- le digo, el s bufa.
- El que enserio se asusto ayer fue Renato ¿Qué le dijiste? Ayer me mando un mensaje hablando que mi amiga, ósea tu- dice recalcando el "tu"- Tiene algo extraño.
- El me pregunto sobre lo que escribía en el cuaderno, y voy a recitar lo que le dije a Renato "algunas cosas son mejor no decirlas porque después alguien sale lastimado".
- Eso fue lo que lo asusto, no digas eso- dice Thomas apartándose sus mechones teñidos de color rojo y su demás cabello color rubio.
- El solo es un asustadizo, además dice que la curiosidad mato al gato- recite la frase más usada en el mundo.
- Pero eso no matara a Renato- en ese momento me paro y lo veo mal.
- Tu sabes que nadie, pero absolutamente nadie se puede enterar lo que está escrito en ese cuaderno- le susurro, el solo suspira a lo que le dije.
Seguimos caminando en silencio, a solo unos metros de distancia faltaban para llegar a la escuela, se podía ver a Renato junto a su grupo de amigos, me ve y vuelve a voltear la mirada hacia lo que están hablando. Thomas me ve con esos ojos color miel fulminante.
- Ves porque te digo que no seas así de seca con las personas Isabela- me dice, y yo ruedo los ojos.
- Siempre con la misma labia Thomas ¿No te cansas de decirlo todos los días?- pregunto y se ve que su cara no es bonita.
- ¿Tú no te cansas de amargar a la gente con tus comentarios?- dice el parándose al frente a la puerta de la escuela.
- Touche amigo- entro y camino hacia el salón.
Thomas se quedo hablando con un grupo atrás mío. Sigo mi camino hacia el salón de penúltimo año, no tenía una sonrisa de oreja a oreja pero tampoco, ando amargada como diría Thomas, entro al salón y me siento donde siempre, en el último lugar del salón cerca de la ventana, ese era mi lugar favorito, porque, no lo sé.
Una chica rubia se me acerca, era Candelaria, la chica popular, ella siempre tenía un sequito de chicas, tenía una voz tan chillona que tus tímpanos podía sangrar, de tan solo pensar que cuando solo abre la boca, hacia que muchos del salón sufrieran con el sonido de su voz, sin hablar lo feo que canta.
- Mira niña de papi y mami, no hare tu tarea, menos hacerte un favor ¿Vale?- digo seca, ella se acomoda su largo y teñido cabello.
- No vengo por eso, vengo porque me dijeron que tu estas...
- ¿Qué yo qué? No se tus intenciones pero si se trata del proyecto, mira que ya esta eso resuelto y no te incumbas- digo y ella me mira muy mal.
- ¿Acaso te gusta Renato?- dice con esa voz chillona, me paro y la miro.
- No, no me gusta, es un compañero, y quítate de mi puesto porque no quiero que huela a perfume barato- ella parecía dolida por lo que le dije, ella me iba a contestar algo si no fuera porque Renato llego donde estábamos junto a Thomas.
- ¿Pasa algo aquí?- pregunta Thomas que sabe muy bien que me la llevo fatal con Candelaria.
- No nada, solo que me marea el olor a perfume barato- dije, Thomas obviamente no se iba a reír pero cuando Candelaria se valla el estallaría de risa.
