~LxA~

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La noche se había asentado sobre la ciudad horas atrás, los rayos del sol se escondieron tras los edificios y desaparecieron, igual que su sonrisa. Usaba el barandal del puente como soporte, colocando los brazos para formar una superficie suave y el mentón sobre ellos. Su semblante era una mezcla entre seriedad y tristeza, una faceta totalmente nueva para cualquier persona que lo conociera.

-Luka -suspiró aquel nombre con voz apagada y sin emoción-. No sabes cuánto te extraño.

El héroe de traje negro se sentía deprimido y melancólico debido a la ausencia de su compañero. Ese día se cumplían dos años que no lo veía. Veinticuatro meses sin ver su sonrisa o escucharlo hablar. Más que nada extrañaba como él le seguía sus chistes malos que decía y al final terminaban riendo de sus propias payasadas. Pero no solo no sabía nada de él, tampoco tenía información de Ladybug y eso provocó que toda la responsabilidad de portar los miraculous, de la catarina y el gato, cayera sobre su espalda. Sin embargo se las arreglaba para poder transformarse sin que nadie sospechara ni lo viera, era agotador ser Cat Noir y Mister Bug al mismo tiempo.

Suspiró balanceando las piernas que colgaban del puente. No sabía porqué, pero no quería irse a ningún lado. Necesitaba estar solo, tener tiempo para si mismo.

El reloj marcaba las una y trece de la madrugada y aún seguía sentado en el mismo lugar, esperando algo. El primer sonido quitó una de las huellas de su anillo, eso significaba que su energía se agotaba, pero aún le quedaba bastante tiempo para destransformarse, después de todo aún no usaba su Cataclismo y eso alargaba el tiempo su transformación.

-¿Cat Noir? -esa voz le causó un escalofrío, pero ni sé inmutó y trató de ignorarlo- ¿Eres tú, Cat? -reconocería ese timbre dónde fuera.

El héroe de París giró su cabeza en dirección al sonido con tortuosa lentitud, tratando de convencer a su cerebro de que solo eran imaginaciones suyas. Pero no era así, delante de él estaba aquella persona que había añorado hace años. Ésto causó que una gran sonrisa apareciera en la cara del felino y, aún anodadado y escéptico, se puso de pie.

Podía percibir como su vista de nublaba debido a las lágrimas que se acumulaban en sus verdosos ojos. Intentó y, por más que lo hiciera con todas sus fuerzas, no logró contenerlas por más tiempo, haciendo que aquellos sentimientos desbordaran por sus ojos en forma de agua. Apretó los dientes con fuerza y cerró sus puños con rabia.

-¡No! -exclamó el héroe mientras sostenía su cabeza con ambas manos y sacudiendo sus pensamientos- ¡Tú no eres real! ¡Deja de jugar con mí mente! -gritó al borde del colapso - Por... por favor, sal de mí cabeza -rogó con la voz cortada y cayó al suelo de rodillas.

Su cuerpo no soportó el agolpamiento abrupto de las emociones en su cabeza y comenzó a sollozar del dolor que todo aquello le causaba. Más su subconsciente actuó sin permiso y, en un abrir y cerrar de ojos, el héroe de chistes malos se levantó abrazando a aquella persona que creyó haber perdido en el pasado.

-Estas bien -murmuró el rubio al sentir como los brazos del chico de cabello bicolor lo rodeaban-, estás... bien -aquel abrazo era frío y algo raro, pero logró que su corazón se calmara y obtuviera algo de paz.

-¿Qué era lo que tenías para decirme Cat? -deshizo el abrazo lentamente para no asustar al felino- ¿Qué es aquello por lo que aún no me dejas que me vaya? -la voz de Luka era dulce y tranquila, tanto que le transmitió esas emociones a su compañero, consiguiendo que su lloro se detuviera.

Cat Noir no sabía que decir o que hacer en tal situación, se había mostrado débil ante un civil y lloró frente a su amigo, jamás un acontecimiento logró afectar tanto el sistema nervioso del gato. Secó torpemente las lágrimas con la manga del traje como la noche e intentó calmar su cuerpo comenzando a respirar de manera tranquila y pausada.

El último adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora