Tu turno

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Sonríe por gracia ajena, una gema que se perdió y dio todo su esplendor, brisa del primer rocío al pétalo mas delicada de la flor. Duermo en la arena para recordar la sensación del frio, percibo que no fue la primera vez y prometo que se volverá la ultima vez. Quedan los pinceles sobre la ventana por hoy no los necesitaré mas, dibujando textos que no serán los primeros en llegar al reflejo de sus ojos.


Prefiero las ganas de deseo que suspirar la ausencia, la memoria guarda lo que nunca se sintió. Se te nombra sin llamarte y curiosamente son del mismo abecedario, una braza de momentos se inmortalizo al oír tu nombre. Próximamente cuidaré mejor mis intenciones, querer tenerte lejos y cerca a la vez será algo que lamentare dentro de poco, si te contara lo que le susurro a los vientos ya no seria la primera entre cientos.


Un día le daré al clavo, daré en el gordo y publicaré todo, mientras pasa eso continua convirtiendo y masticando mis emociones, esa es la vida del escritor. Dejar de ver para comenzar a sentir, controlar las situaciones para poder escribir y dejarte ir para volver a crecer. Despertar a media noche y murmurar por seguir así de vivo, para mi ya no tiene sentido. Algo le deberías dar tu, porque solo pensé que podías tu. Y tu con tu fantasía de árboles nacidos de cenizas pueden tomar el otro cole que el mío se queda en esta esquina. Te fuiste y rompió los cardenales para que no salieras del sur.


Mas que un buen tituloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora