Mentiría si les dijera que dormí como un bebé anoche. Dormía de ratico, y la razón era cierta enana de ojos verdes que estaba presente en mi cabeza.
— Te ves pésimo, amigo— me dijo Alex cuando me vio.
— No dormí mucho anoche— le dije.
— ¿Por qué no dormirías bien? Si la noche fue fría, como para dormir sabroso.
— Simplemente no pude dormir— me limité a responder.
Entramos al salón y ya estaban las muchachas en él. Salude a todas y me fui a sentar a mi puesto.
— Te noto cansado— se me acercó Emily,
— No dormí mucho anoche— le respondí, dedicándole una sonrisa—. Y no sé dónde rayos dejé mi teléfono.
— ¿Te refieres a este?— me preguntó con sorna.
— ¿De dónde lo sacaste?— pregunté curioso.
— Lo dejaste ayer en mi cuarto— me susurró al oído, haciendo que mi cuerpo se electrificara placenteramente al sentir su aliento en mi oreja.
— Que despistado— murmuré y tome mi celular de sus manos.
— Dime algo nuevo— se burlaba de mí.
— Tonta— le dije—. Me preguntaba si querías ir de regreso a tu casa conmigo, caminando.
— ¿Después de clases?
— Sí. Claro... si no tienes ningún problema— dije rápidamente.
— Me encantaría, Locutor— me dijo. Me estaba provocando—. Tengo muchas preguntas que hacerte.
— De acuerdo— respondí con mi curiosidad a flor de piel.
— ¿De qué tanto cuchichean ustedes dos ahí?— pregunto la futura periodista, Amber. Y no es porque ella quiera estudiar eso, sino que siempre quiere saber las cosas que le pasan a los demás.
— De nada importante— contesté con falso aburrimiento.
— Es una sorpresa— agregó Emily con una radiante sonrisa, una sonrisa que quería sentir en mis labios, pero me contuve.
— ¿Una sorpresa? ¿para quién?— siguió con su interrogatorio. ¿sorpresa? ¿quién mencionó sorpresa?
— Una sorpresa para todos ustedes— ¡Ah, claro! Emily fue la que dijo sorpresa. Estaba tan distraído en su sonrisa que no presté atención a lo que había dicho.
La maestra de ciencias entró y todos tomaron sus respectivos asientos. Todos querían disfrutar las cortas vacaciones de invierno y no dejarían que una materia arruinase eso.
Sabía que mis amigos estaban curiosos por la sorpresa que había mencionado Emily, y vaya que era una sorpresa para ellos. Nunca se les iba a pasar por la mente algo como esto y sé que luego tendríamos el interrogatorio más largo de la historia.
— Bien, ¿Por qué ocultaste que eras un locutor, o para ser más precisos, ese locutor?— empezó Emily con su interrogatorio mientras caminábamos por las blancas calles del pueblo tomados de la mano.
— Por varias razones— respondí calmadamente—. Primero, porque no pensé que esto se volviera tan popular. Segundo, porque quería mantener el secreto lo mejor guardado posible. Y tercero, quería continuar mi vida normal, y me di cuenta de que eso no pasaría si revelaba mi identidad.
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Bajo Nieve
Teen FictionAtento, cariñoso, comprensivo, son muchas cosas por la que Ryan no se caracteriza. Su compañera Emily dime pare lo ha tachado de cavernícola, insensible y desinteresado en las cosas. Siempre lo está comparando con un locutor de un programa de radio...