Emily

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La noche me la pase con un poco de preocupación al pensar mejor la situación. Amber había ganado el concurso porque yo me había retirado voluntariamente y eso implicaba que conocería al locutor del cual estaba perdidamente enamorada, es decir, de Ryan, aunque ella no lo sabía aun.
Tal vez no había pensado muy bien las cosas, tal vez no debí retirarme de ese concurso después de todo.
- Te noto pensativa- me dijo Ryan a mis espaldas, pegándome un buen susto.
- Más bien diría preocupada- corregí-. Y deja de asustarme de ese modo- le reproche.
- Perdón- se disculpó-. ¿Y cuál es tu preocupación?- me preguntó con un semblante serio.
- Que Amber está perdidamente enamorada del locutor, es decir, tú- le conté-. Y ella te conocerá hoy.
- Y te preocupa de que me vea con otros ojos después de hoy- completo él.
- Si- admití-. No debí retirarme después de todo.
- Lo hecho, hecho está- me dijo-. Deja de preocuparte tanto, que después de hoy no creo que nada sea igual- sus cálidos brazos rodearon mi cintura desde atrás y apoyó su barbilla en el hueco de mi cuello-. Solo tengo ojos para ti.
- Más te vale- bromeé. Me di media vuelta entre sus brazos y capture sus labios con los míos-. Mmmm, nada como el sabor a café en la mañana- me saboreé mis labios. Él había tomado café no hace mucho.
- Lo mismo digo- me respondió con una sonrisa. Me quedé mirando la profundidad de sus ojos oscuros y me pregunte cuantos misterios guardaba en ellos.
Nos separamos antes de que alguien nos pillara en esta situación. Aun no era el momento de decir sobre nosotros.
- Si tanto te preocupa, podrías venir conmigo hoy a la radio- me sugirió.
- Pe-pero... ¿no te traería problemas?- dude un poco.
- Para nada- me aseguró.
Nuestra conversación se vio interrumpida cuando empezaron a llegar los demás al salón. Ryan y yo habíamos acordado venir mucho más temprano a la escuela juntos y así tener un tiempo para nosotros.
- ¿Qué hacen ustedes dos tan temprano aquí?- nos preguntó Amber, que fue la primera en llegar.
- Aproveche el aventón de mi padre- mintió Ryan-. Y vi a Emily esperar el autobús y la trajimos también.
- ¿Y por qué no esperar el autobús del colegio?- siguió interrogando.
- ¿Qué tiene de malo venir al colegio con tu papá?- le contesto Ryan con otra pregunta.
- Lo que sea- dijo. Su interés se había esfumado por fortuna-. Emily, necesito hablar contigo a solas.
- ¿Ahora?- pregunté.
- Sí. Necesito consejos para verme bien- me dijo-. Quiero tener una buena impresión del locutor cuando me vea.
- Creo que es un poco tarde para eso- dijo Ryan. Yo le di un leve golpe con mi codo en sus costillas y le dediqué una mirada asesina-. Solo decía- murmuró.
- Hablamos luego- me despedí y deje que Amber me arrastrase a donde quiera que me llevaba.
No sabía si reírme o ponerme celosa. Amber estaba realmente nerviosa por lo de hoy, así que me llevó al baño y me contó todo lo que tenía en mente.
En el descanso estábamos todos reunidos en el salón. Ryan había ido por unas bebidas mientras que nosotros lo esperábamos para comer en el salón.
- Emily- me llamó Ryan desde la puerta. Yo fui hasta él para ver qué era lo que quería-. Aun no me has dicho tu respuesta.
- ¿Cuál respuesta?- le pregunte confundida.
- ¿Iras conmigo hoy a la radio sí o no?- me preguntó.
- ¡Ah!, eso- recordé-. Si no hay ningún inconveniente, me encantaría.
Escuche las risas y los murmullos de los demás en sus puestos.
- ¿Chicos? ¿Se han fijado en donde están parados?- nos preguntó Hannah con un leve sonrojo en sus mejillas.
Instintivamente mi mirada viajo hacia arriba y me quedé de piedra al ver lo que sucedía. No era como quería que se supieran las cosas, no de este modo. Ryan también miro arriba y una sonrisa surcó por su rostro, que tonto, ¿no se daba cuenta de la situación?
- Pero que conveniente muérdago- me dijo en un susurro.
- No le veo el chiste, Ryan- le dije seria.
- Yo tampoco- dicho esto acercó su rostro al mío y me beso como nunca antes lo había hecho. Sentía mi cuerpo en llamas, tal vez sea por el hecho de que había gente mirándonos, pero luego eso me dejó de importar.
Cerré mis ojos y me deje llevar nuevamente por esas sensaciones que apenas experimentaba, que él me hacía sentir. Mis brazos viajaron hasta su cuello, atrayéndolo hacia mí.
- ¡Hey, Hey!, ya es suficiente- nos interrumpió Paola-. No es para tanto.
- ¿Se acuerdan de la sorpresa que le dijimos que teníamos para ustedes?- les preguntó Ryan.
- Si- dijo Alex-. ¿Qué pasa con eso?
- Pues... Emily y yo somos parejas- no puedo creer que lo dijera tan a la ligera.
- ¿Nosotros somos parejas?- le pregunte-. ¿Cuándo me preguntaste eso?
- Pensé que no hacía falta preguntar por nuestros besos- dijo él dudoso.
- ¡Ah, sí! Buen punto- le sonreí conspiradoramente.
- Un momento- dijo Amber elevando la voz-. Explíquense, ¿Cómo es eso de que ustedes son parejas?
- ¿Desde cuándo?- preguntó Paola.
- Desde el miércoles- respondió Ryan.
- ¿Eso fue cuando tú me dijiste que tu papá te venía a buscar?- le preguntó Alex a Ryan. Yo me le quedé viendo con curiosidad.
- Si- admitió él.
- Tenías esto planeado y no me dijiste nada, que buen amigo eres- comento con una falsa voz de dolido.
- Me podías arruinar mi suerte- le dijo. Me abrazó por la cintura y yo solo reaccione sonrojándome, no estaba acostumbrada a mostrar este tipo de afecto en público.
La lluvia de pregunta no había terminado con eso. Pasamos casi todo el día con un exhaustivo interrogatorio.
- Amber ya está aquí- me informó Ryan. Estábamos ya en la estación de radio. Ryan me había pasado buscando hace unos minutos a mi casa y luego nos vinimos junto a Alex en su auto.
- De acuerdo- le dije. Me levanté de la silla y esperé a que mi amiga entrase por eso puerta. No paso mucho tiempo para que la puerta del estudio se abriese.
- ¿Emily? ¿Qué haces aquí?- me pregunto Amber. Aunque más que una pregunta, era una acusación.
- Por fin llegas, Amber- dijo su hermano.
- ¿Qué haces tú aquí?- le preguntó-. No me digas que mis sospechas eran ciertas y tú eres el locutor.
- De hecho... el locutor soy yo- dijo Ryan entrando por la puerta. Amber se nos quedó mirando por unos instantes y luego estalló en carcajadas.
- Buen... chiste- dijo entre risas-. Muy bueno, de verdad.
Bien, no hace falta decir qué pasó luego. Amber se había puesto histérica, diciéndonos malos amigos y hermanos por ocultarle algo así. Yo le había respondido que yo no lo sabía hasta hace tres días atrás, pero eso a ella poco le importó.
La buena noticia es que seguía viendo a Ryan con los mismos ojos, a veces mostraba resentimiento. Pero prefería eso a que lo mirase como yo lo miro a él.
- ¿Qué hace mi hermosa Luna?- me preguntó Ryan. Habíamos quedado en encontrarnos en ese parque que había sido testigo esa noche de nuestras confesiones y sentimientos.
- Recordando cómo hace un par de semanas Amber se había puesto cuando se enteró de que tú eras el locutor- le respondí.
- Lo bueno fue que tus temores no se cumplieron- me tomó de la mano y empezó a trazar círculos en ella con su pulgar.
- ¿No hay beso de bienvenida?- le pregunté. En este tiempo me había vuelto más espontánea. Nuestras peleas siguieron igual, pero con la diferencia de que terminábamos en besos de reconciliación.
Él tomó mi rostro entre sus manos y me atrajo hacia él para fundirnos en un abrasador beso. Sus labios succionaban los míos suavemente mientras que su lengua inquieta los acariciaba también.
Siempre era lo mismo, antes de que nuestras lenguas empezasen su baile, el recorra mis labios con su lengua, para luego yo darle acceso a mi boca y la batalla empezaba.
Bajo la luna plateada y la nieve que caía suavemente sobre nosotros, me hizo abrir los ojos hacia nuevos sentimientos y pensamientos de la vida. De que no siempre sabemos que hay en los corazones de los demás por más tiempo que lo conozcamos, que para conocer hay que experimentar, que para ganar hay que perder y sufrir, que si no tomamos riesgo estaríamos perdiendo una oportunidad que quizás nunca se nos volverá a presentar.
Todo esto lo comprendí mientras que los rayos tenues de la luna que iluminaban nuestro ser, lo comprendí Bajo Nieve.

Bajo NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora