Fantôme

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El teatro Edelweiss, uno de los más importantes e influyentes del país y con una reputación prestigiosa conocida por sus excelentes óperas representadas. La gente había perdido la cuenta de los múltiples propietarios por los que había pasado la gestión del teatro. Aunque había tenido sus épocas buenas y malas, había algo en aquel edificio que lo hacía especial.

Elise todavía no podía creer que llevara trabajando en él desde hacía dos meses. Su sueño siempre había sido convertirse en la vocalista principal de alguna de las óperas que apreciaba desde niña. Esta vez la elección de la temporada de otoño era La Traviata, una dramática historia de amor.

Elise vivía entusiasmada viendo como todo el equipo trabajaba duro y la obra había ido creciendo hasta lo que era ahora, una creación escénica cuidada al detalle y lista para su estreno. Lamentablemente Elise no era su protagonista, ni siquiera tenía el papel de una dama de compañía. Era una invitada en la fiesta del primer acto que no cantaba y solo se paseaba por el escenario. Una simple figurante. Además, al ser la novata del equipo, había terminado convirtiéndose en la chica de los recados. Quería conseguir un papel en el que pudiera hacer ver al mundo que ella también tenía una voz que mostrar, pero los castings para los papeles importantes se hacían de forma privada y solo eran llamados cantantes de ópera reconocidos. Era un bucle sin fin en el que una simple principiante no podía entrar. Pues ¿quién iba a querer tener a una desconocida como protagonista de su obra?

- ¡Elise! Te dejo el atrezo del escenario a ti.

La chica ya estaba lista para irse con bolso y chaqueta en mano.

- Pero... se suponía que teníamos que recoger juntas, Marian.

- Lo siento, tengo una presentación hoy en el Cat Noir. Te lo compensaré.- respondió haciendo un puchero.- No queda nadie, cuando termines pídele al de seguridad que cierre la puerta trasera.

Elise asintió resignada, no podía negarse. Marian era de los pocos del equipo que la había considera parte del mismo y siempre había sido amable. Una corista que algunas noches actuaba en un club nocturno de jazz. Al menos allí era la estrella de la noche.

- Que vaya bien.

- ¡Ya sabes que en el club estoy en mi salsa! Tú ten cuidado con los fantasmas.

Dijo aquello último riendo mientras desaparecía por el pasillo junto al taconeo de sus zapatos.

- ¡No tiene gracia!

Elise no era una cobarde, pero la idea de quedarse sola en un teatro tan antiguo y con tantos rincones oscuros no le hacía especial ilusión. Se dirigió rápidamente al inmenso escenario. Sus pasos resonaban en el vacío teatro. El corazón se le encogía simplemente paseando la mirada por asientos y palcos. Dejó las ensoñaciones y puso orden al caos que habían dejado. ¿Tan difícil era devolver las cosas a su sitio cuando acababan? Si lo hicieran, todo se mantendría en orden, pensó Elise. Estaba cansada pero tan acostumbrada ya a aquello que no tardó mucho en despejar la zona. Ahora volvía a estar frente a ese público de butacas vacías que solo su interior sentía como real. Lo pensó dos veces por un instante, pero se dirigió al equipo musical que tenían a un lado del escenario durante los ensayos. Seleccionó la pista del aria "Ah fors' è lui che l'anima" y se dejó llevar por las primeras notas. Se había aprendido cada pequeño detalle de la actuación. Cada suspiro, cada gesto y movimiento; por lo que se vio inmersa en el sentimiento de Violetta Valéry, la protagonista de la historia. Empezó a cantar escuchando su voz resonar en la inmensidad como nunca antes.

La pieza hablaba de las dudas de la cortesana ante entregar su corazón al noble Alfredo Germont y cuando Elise se dejó caer en el diván cantando las últimas líneas, se sintió plena. Casi podía escuchar los aplausos y sonreía como una tonta entre respiraciones descontroladas, con la vista perdida en la bóveda del teatro. Un ruido en la lejanía la hizo ponerse en pie como una flecha. Sus ojos buscaron asustados. El sonido parecía que había venido de uno de los palcos. Con el corazón acelerado salió del teatro lo más rápido que pudo. Era la única que supuestamente quedaba en el edificio, incluso el guardia de seguridad tenía su caseta fuera. Qué o quién había provocado ese ruido fue algo en lo que no pudo dejar de pensar en toda la noche, repitiéndose que probablemente habría sido un gato callejero o algo similar, que se habría colado.

Fantôme  - One Shot | Kim Taehyung |BTS Halloween Special | Srta.KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora