Una visita inesperada

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Gran parte de la vida de Sara fue común...

De niña ella solía asistir a la iglesia con su abuela, lo que ella no sabía es que le quedaba 1 año de vida. Al final su abuela murió por razones "naturales", o al menos eso dijeron los médicos que la atendieron. Esa gran perdida le costo mucho dolor, y tuvo que alejarse de la religión para dejar de sufrir y así no provocare más recuerdos que la pudieran llevar a cosas que no debían de ser así. Sara sin querer llevada por su tía dar clases de catecismo fue, pero lo sorprendente es que eso le gusto, formando la como persona.

AÑOS MÁS TARDE: Sara se convirtió en catequista y a sus 15 años se inscribió en un convento de monjas del Cóbano en el extranjero.

1 mes antes de su partida al convento de monjas.

-Sara hija, me enorgullece saber que darás tu vida a servir al señor, pero ¿estas segura de tu decisión?

-Claro que si madre.

Aun recuerdo cuando mi abuela y yo solíamos ir a misa juntas, por más que me aburriera estar ahí sentada, escuchando lo que repiten una vez cada año. Pero ir con ella me hacía tan feliz, nunca tuvimos secretos y nunca me critico, al contrario siempre me apoyaba. En ese entonces me la vivía con ella, ella fallece y todo mi mundo cae. Pero se que ir al convento de monjas la ara feliz.

-Sara, duérmete, ya es tarde. -Ella con voz grave, del mismo cansancio que tenía que soportar para mantenernos.

Esa noche me dormí a las 10, mi hora habitual. 

En medio de esa frívola noche, desperté a las 3 am; tras mi cortina, ya que soy de bajos recursos. Vi una sombra grande. Parecía un hombre pero con largos trozos de algún material, lo único que se me ocurrió en ese instante es que era ropa reflejando la lampara que deje conectada para cuando me paro al baño. Pero en unos segundos, la sombra desapareció.

A la vez me sentí aliviada de que no me fuera a hacer daño, pero ocurrió algo. La sombra se diría a la habitación de mi madre. En ese preciso momento entre en pánico y mi única idea fue correr hacía allá. 

De estar en unas ligeras cobijas, suaves y calientes las aventé, y pise el piso helado, sin pensar en ponerme algunos zapatos, solo corrí. La vi de espaldas, estaba abriendo la puerta y entrando, se encontraba a medio camino de la puerta. No se como me vio estaba todo muy oscuro y no hice ningún ruido. Voltio. Estaba apunto de hacer el grito más fuerte de mi vida, pero mis únicas palabras fueron...

-No le hagas daño, roba lo que quieras, llévame si así lo deseas, pero ella no se merece nada.

La bestia solo asintió con la cabeza y se esfumo en el aire. No sabía si eso fue un sueño o que fue lo que paso, no podía entender que era esto.

La noche siguiente me volví a dormir a la misma hora y la bestia se apareció de nuevo en mi habitación, tenía algo que decir, pero antes de hablar se transformo en un humano y dejo los trozos que parecían ser madera.

-Lo siento si ayer te asuste, mi intención era buscarte pero no sabía como eras. -Como es que buscas a alguien que ni siquiera conoces o sabes su aspecto?, ¿Por que esta esto aquí?, solo podían rondar esa clase de pensamientos por mi cabeza tonta.

-Necesito hablar contigo de algo importante. -y se me quedo viendo por un largo y prolongado tiempo.

-Soy el Diablo.

Me enamore del diabloWhere stories live. Discover now